«Un compacto grupo de jóvenes –escribe SIGNO [5]– ... partió de Loyola [6] el 11 de septiembre de 1925, dirigidos por el Rvdo. P. Conejos, de la Compañía de Jesús. Eran los adelantados de aquella Juventud Católica que años más tarde sería la Asociación de los Jóvenes de la Acción Católica Española.
»En Lourdes, los peregrinos españoles se postraron a los pies de la Virgen [«gozando de las primeras emociones y sintiendo ya la catolicidad de la Iglesia, que de modo tan apoteósico íbamos luego a tener en Roma, al entonar el Credo, mezclados con peregrinos de otras naciones, en la magnífica explanada, después de la procesión de las antorchas»].
»Aquellos primeros miembros de la Juventud Católica Española iban a asistir en Roma al Año Santo y al IV Congreso Internacional de Juventudes [Católicas] y llegaron a la Ciudad Eterna [«en las primeras horas del día 14»] dos días antes del [comienzo del] Congreso.
»Su Santidad el Papa Pío XI ofició la Santa Misa en San Pedro, asistiendo todos los jóvenes peregrinos. A continuación se efectuaron las visitas jubilares. Hasta San Pablo Extramuros, seis kilómetros, se fue por las calles de Roma sin banderas, pero con una cruz al frente y rezando el Santo Rosario. Después el acto de obediencia al Papa, el día 21 por la tarde. Recibió a los peregrinos de 30 nacionalidades [en el Aula de las Bendiciones del Palacio Vaticano; imposible describir el espectáculo de aquellos miles de jóvenes que vitoreaban al Papa agrupados alrededor de sus banderas ... Y al abrazarnos como hermanos, franceses e italianos, alemanes y belgas, portugueses y españoles e hispanoamericanos: Chile, Uruguay, etc. ... profesando una sola fe, expresada en distintas lenguas, con diversos acentos de pronunciación, con uno e idéntico acento del alma, tuvimos clara evidencia de su catolicidad. Fueron unos días hermosos de santa fraternidad, en que revivimos tiempos lejanos de la Iglesia naciente]. Las banderas fueron echadas al suelo y sobre ellas avanzó el Padre Santo hasta el trono ... ».
«En su discurso –escribe Sancho Izquierdo en SIGNO [7]– , que duró más de tres cuartos de hora, presentó el Papa a la Juventud Católica como “la verdadera y buena internacional”, que bebe en la fuente misma de la autoridad apostólica, que da su dirección a la Humanidad entera, y a la que la Iglesia pide no solo obediencia, como a todos sus hijos, sino asistencia y colaboración en el apostolado propiamente dicho.
»Apostolado, ante todo, de oración, apostolado de la palabra. Y después, el apostolado de los hechos, de las obras de la caridad individual, familiar y social, que puede elevar a los humildes merced a la generosidad de las clases mejor dotadas. “En fin, el gran apostolado de vuestra vida siempre abierta, siempre en pleno día, sin ostentación, pero también sin temor».
Ese mismo día 21 tuvo lugar una “academia poliglota”, como homenaje de obediencia al Papa, en la Aula Magna del Palacio de la Cancillería, en la que no sólo se aplaudió con especial cariño al representante de España, sino que otros representantes, y principalmente los de habla española, dedicaron a nuestra Patria los mayores elogios.
Por último, el acto del Coliseo que sobrepasó en grandeza a todos los demás celebrados en tal ocasión y con tal motivo. Nunca habían sonado tan fuerte las oraciones de los peregrinos. Fue un gran acto de reparación por los pecados del mundo.
Y finalizamos con esta palabra del editorialista: « ... En la procesión, el grupo español ... impresionaba realmente por su actitud recogida y por la piedad de sus cánticos».
Al año siguiente, 1926, era Año Santo en Compostela [8]. Como anticipo de lo que sería después el estilo peregrinante jacobeo, algunos jóvenes caminan a pie hasta Santiago [9]. Uno de ellos [Alberto] sería más tarde Presidente de la Junta Técnica Nacional de la Acción Católica Española y ministro [10].
[5] Cf. De fecha 28 de octubre de 1950.
[6] «Donde, después de la acostumbrada tanda de Ejercicios, se reunió la XII Asamblea de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, que parte tan importante había tenido en el nacimiento de este organismo católico juvenil» (Del artículo publicado en SIGNO por Sancho Izquierdo sobre las primeras peregrinaciones a Roma de la Juventud Católica y recogido por el BOLETÍN DE DIRIGENTES (?). Ambos de fecha desconocida). Lo puesto entre corchetes [ ] corresponde a esta última fuente.
[7] Que recoge el BOLETÍN DE DIRIGENTES. Se desconoce la fecha de uno y otro.
[8] «La predilección del Señor por el “Hijo del Trueno” es continuada por su Iglesia, en favor de nuestra Patria, que Santiago adoptó como suya. Sólo así se explica el privilegio del Jubileo Compostelano –concedido por Calisto II, confirmado por sus sucesores y consagrado por Alejandro III en su bula de 5 de julio de 1179–, mucho más frecuente que el de Roma; mientras el Jubileo Romano se celebra, por lo general, cada veinticinco años, el de Santiago tiene lugar tantas cuantas veces es domingo el 25 de julio, Festividad del Santo Apóstol» (SIGNO de fecha 6 de febrero de 1938).
[9] «Yo he sido peregrino» por Alberto Martín Artajo (Cf. SIGNO de fecha 24 de julio de 1948).
Dice así: «El año de gracia de 1926, que fue Año Santo en Compostela, tres estudiantes madrileños saliendo por la Moncloa mochila a cuestas, se echaban a andar camino de Santiago, y al cabo de veintitrés jornadas daban gozosa vista a las alegres torres de la Catedral jacobea.
»Era uno de ellos el que hoy esto escribe ...; era otro su hermano, y el tercero, a quien es justo rendir homenaje en esta añoranza, goza de Dios porque le cupo el honor del martirio en los días aciagos y gloriosos de la dominación comunista de nuestra Patria.
»Acabo de escribir que empleamos veintitrés días en nuestra caminata, pero sería más exacto decir que las jornadas de marcha fueron sólo veinte, puesto que los tres domingos que cayeron en ese tiempo no caminamos; los dimos al descanso. El primero, en Medina; el segundo, en Astorga, y el tercero, en Lugo. Descontados, pues, esos días, el promedio de nuestra marcha para aquellos 616 kilómetros fue de seis leguas diarias, lo cual no quiere decir que no las hubiera mayores; y así, recordamos todavía con cansancio aquella tremenda jornada de Astorga a Bembibre, que no supuso menos de 45 kilómetros en marcha de montaña.
»Entre las muchas venturas y no pocos infortunios con que cuenta una vida como la mía, ya más que mediada, pocos episodios se recuerdan con tan grata evocación como aquellas andanzas».
[10] En 1940 se constituye oficialmente ésta, y en esta misma fecha nace la Rama de los Hombres de Acción Católica, siendo su primer Presidente D. Cirilo Tormos (SIGNO de fecha 28 de enero de 1950).