Sobre tres jóvenes pesó principalmente la organización de la peregrinación, secundados por el Consejo Diocesano de Zaragoza. Manuel Aparici, Presidente del Consejo Superior; Justo Pintado Robles, Secretario del Consejo Superior y Jefe de la Peregrinación, y Juan Antonio Santos Requés, Vocal del Consejo Superior y Administrador de la misma, forman el triunvirato que desde Madrid movilizó a jóvenes de todas las Parroquias de España. Pero, los caudillos de la Peregrinación –según SIGNO [50]– fueron Manuel Aparici y el Cardenal Gomá.
Van a Zaragoza a dar gracias a la Señora, a hacer ofrenda de sus vidas y a pedirle fuerzas para hacer de España una «Cristiandad, ejemplo y guía para un mundo profundamente enfermo»; a ofrendar la sangre de los mártires, a jurar que defenderá hasta la muerte, si es preciso, la creencia en la Asunción y Mediación Universal de la Virgen María, y a comprometerse a que por cada uno de los que estén en Zaragoza comparecerán siete en Compostela.
Y Manuel Aparici puso la nota emotiva de su anunciado escape al Seminario.
1. Jóvenes de Acción Católica, ¡en pie!, la lucha comienza
Apenas finalizada la guerra, Manuel Aparici como Presidente Nacional saluda a todas las Uniones Diocesanas liberadas y les dice por medio de SIGNO [51]:
«Después de casi tres años de separación, tres años de peregrinación y sacrificio, vuelvo a ponerme en contacto con vosotros ... Pero la separación ha sido puramente física. Nuestros pensamientos y nuestras oraciones han sido para vosotros ... Los mártires ... son el exponente ... de la verdad de su doctrina. Ellos ahora nos contemplan y esperan de todos nosotros el santo heroísmo en la conquista de las almas para Cristo.
» ... Ahora empieza la verdadera lucha; la paz del mundo no es la paz de Cristo [...]. Tenemos que redimir a todos los que, por desconocer a Cristo, han luchado en trágica agonía contra el Espíritu y la Verdad ... Nuestro espíritu no puede ser de venganza, sino de caridad.
» ... Nuestra juventud no sólo no se ha apagado, sino que cada vez es más pujante. Nuestros 500 Centros de Apostolado de Vanguardia lo dicen. Ahora es nuestro momento; tenemos la obligación, frente a los mártires y héroes que con la entrega de su vida hicieron posible la nuestra, de hacer de nuestro vivir una ofrenda a Cristo, pero una ofrenda valiente y juvenil. Ahora empieza nuestra labor.
»Jóvenes de Acción Católica, ¡en pie!, la lucha comienza. En el caminar hacia el sepulcro del Apóstol, empezado hace tres años, ha llegado la hora de la lucha del espíritu, en la hora de la paz de la guerra. No puede haber decaimientos. El espíritu ha de estar tenso, porque nosotros hemos de realizar la unidad de la Patria que Santiago hiciera; un sólo destino: la incorporación del mundo al cristianismo, la incorporación de España a la santidad.
»Y así lo haremos. Tengamos fe en Dios y en nuestra juventud y por encima de todos los obstáculos conseguiremos que los hombres vivan el Espíritu de Verdad que florece en las palabras del Evangelio, la justicia que el Señor predicó y la caridad que hace amantes unos a otros».
2. ¿Se debe acudir este año (1939) a Compostela,o aplazar la peregrinación hasta después del año 1940?
Cinco días después del saludo de Manuel Aparici a todas las Uniones Diocesanas, el 26 de mayo de 1939 se reúne en Madrid el pleno del Consejo Superior para tratar de la Peregrinación a Santiago. Delibera si se debía acudir este año a Compostela o aplazar la Peregrinación hasta después del año 1940 para acudir en dicho año a Zaragoza con motivo del XIX Centenario de la venida de la Santísima Virgen en carne mortal a Zaragoza.
«Se acordó aplazarla para fecha más oportuna si desde entonces al 15 de septiembre no han podido encontrarse los medios necesarios, a fin de dar paso en 1940 a la obligada Peregrinación al Pilar ... » [52].
Hechas todas las gestiones posibles, no se logran, y se acuerda aplazar la Peregrinación y proponer la celebración de la de Zaragoza en el año 1940.
Mas este aplazamiento impone al Consejo la obligación de procurar encontrar en la oración el fin que pudiera perseguir el Señor. Se vio claro que sin una firme, racional y sólida piedad mariana, era punto menos que imposible acometer la empresa gigante que atraía las miradas y los deseos de los Jóvenes de Acción Católica hacia el sepulcro del Apóstol. De esta forma, la etapa del Pilar sería una etapa preparatoria. Iríamos a María a pedirle fe viva: En su mediación, y en la acción del Espíritu Santo en nosotros, a fin de que la caridad que Él difundiera en nuestros corazones nos hiciera ser uno en el amor de Dios por Jesucristo, y a las almas redimidas con su preciosa sangre.
Finalmente, en la VII Asamblea Nacional reunida en Toledo en los días del 15 al 17 de diciembre de este mismo año de 1939 en un salón del palacio Arzobispal cedido por el Cardenal Gomá, Arzobispo de Toledo, Primado de las Españas y Presidente de la Junta Suprema de la Acción Católica, se aprueba, por aclamación, una ponencia del Consejo Superior, expuesta por su Presidente, Manuel Aparici, por la que se acuerda realizar la peregrinación al Pilar [en agosto/septiembre de 1940, como una nueva etapa preparatoria y necesaria de la peregrinación a Santiago], la cual es bendecida y aprobada por el Cardenal Gomá. Previamente se había dado cuenta de todo a la Dirección Central de la Acción Católica.
También se acuerda que la Juventud de Acción Católica jure defender la Mediación Universal y Asunción de la Virgen María, hasta su declaración dogmática, ponencia presentada por la Unión Diocesana de Zaragoza. Igualmente, en esta ponencia, que es la relativa a Piedad, se establece el saludo de “Ave María Purísima” en las Uniones Diocesanas y Centros. Asimismo se aprueba un plan de estudio de carácter eminentemente mariano e hispánico, etc., ponencia de la Unión Diocesana de Valencia.
Para el acto de clausura Su Eminencia cedió el maravilloso salón de Concilios toledanos, en la que también habló. «Se le ofreció la Presidencia de Honor de la Peregrinación para que fuera el quien nos llevara a los pies de María, igual que en el Año Santo de 1933 nos condujo hasta la Cátedra de Pedro» [53].
Las palabras del Cardenal Gomá diciendo que habrá que pensar en la Acción Católica para auxiliar a la Jerarquía eclesiástica en todo aquello para lo que no se precisen las Sagradas Órdenes, indican por sí solas que el fruto se encuentra en estado de madurez.
Era la primera vez que volvían a entrar en contacto las Uniones Diocesanas después de la guerra, y lo hacían en torno a su Presidente Nacional Manuel Aparici. Asistieron representantes de unas treinta. Naturalmente, rindieron homenaje a la memoria del Presidente de la Unión Diocesana de Toledo, Antonio Rivera» [54].
3. ¿Por qué vamos al Pilar?
El Consejo Superior hizo pública la siguiente declaración:
«Ante Dios y ante los hombres, la Juventud de Acción Católica de España siente honradamente la serenidad de espíritu del que ha ocupado sin condiciones un puesto asignado por Dios. Frente a todos los posibles deslumbramientos y frente a todos los posibles cansancios, la Juventud de Acción Católica afirma ante las Juventudes de España, ante aquellos que la creen o la temen hundida y desvirtualizada, sin norma y sin pulso, que hoy como nunca tenemos la fuerza del que ha cumplido su deber en los años de guerra.
La Juventud de Acción Católica no podía ni quería dedicar sus mejores a hablar de ella misma, cuando todas las voces y todos los clamores debían ser para hablar de Dios y de esta Patria, España amada, que Dios nos ha concedido. La Juventud de Acción Católica de España, campaña tras campaña, ha dedicado sus mejores a luchar y a vencer, a la muerte y la victoria. ¿Quién hubiera tenido la osadía de convertir en propaganda la oblación de los mártires y la generosidad de las heridos? Todos los que han muerto y padecido, por Cristo dieron la vida y la honra, por dar público testimonio del Hijo de Dios. A la Juventud de Acción Católica sólo cabe la alegría divina de haberles encendido sus ansias de triunfar eternamente.
Fiel a su misión
Nunca ha sido la Juventud de Acción Católica más fiel a su misión que en los trabajos de la guerra y de la persecución. La guerra rompió todos los moldes duramente formales y diseminó nuestros miembros hacia campos que nunca sospecharon. Entonces comprendimos que la obra era esencialmente un común espíritu y una vocación unánime. Cada joven apóstol siguió su tarea, a veces, como en la zona roja, a solas entre verdugos daba su vida porque Cristo venciese en la de todos los españoles. Análogamente pasaron las cosas en las filas de las Divisiones nacionales: no hubo un batallón de apóstoles, sino un apóstol en cada batallón.
Con el término victorioso de la guerra vuelven los jóvenes apóstoles a su casa y a su Parroquia. Hay que vivir ahora en común la herencia difícil de la sangre. A los que no concedió el Señor la rosa de sangre de la inmolación reserva hoy la rosa cándida de la lealtad. Mientras se reposan las armas que abrieron el camino del Imperio a nuestro pueblo, debe ponerse en pie nuestra generación cristiana para caminar sin descanso alabando y predicando al Cristo que venció en ellos.
Al rojo vivo
Sí; ahora, sí; ahora volvemos a los Centros con la firme convicción de que así seguimos cumpliendo nuestro deber de la paz. Estar en ellos ha de ser ponerse al rojo vivo para caer a diario en los graneros españoles y pegarles fuego. España tiene que arder de punta a punta. Necesitamos reconstruir los hornos, reforzar nuestra cohesión, decididos a poner ante los ojos de todos el ejemplo de una comunidad de vida cristiana, decididos a proclamar con fuerza visible y operante que no estamos dispuestos a tolerar que por nuestra culpa se desvíe el ansia limpia con que el pueblo español busca hoy a Dios en el Cristianismo, ilusionado con la idea de ser religioso y católico. Hemos nacido para restituir al pueblo español su conciencia de Iglesia, la conciencia de que está incorporado personal y colectivamente al Cuerpo Místico de Cristo, a la vida santificadora y a la obra redentora de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
A Zaragoza
No se oirá ahora aquel clarín de guerra que quiso ser en 1936 nuestra marcha sobre Santiago, camino del sepulcro del Apóstol jinete. Ahora es la hora del Apóstol andariego en Zaragoza; la hora de oír el cántico sereno de los cristianos, que alaban al Señor porque se dignó dar la paz a su Iglesia. Zaragoza romana tierra de mártires, sede de la Reina de la Paz, va a revelarnos ante las Juventudes de España que no saben qué pensar de nosotros. Esto nos mandan, esto queremos y esto haremos con la ayuda de Dios. Para que hagamos voto solemne de cumplirlo hasta el fin, la Sagrada Jerarquía nos congrega en Zaragoza en la Peregrinación Nacional de agosto y este es su más íntimo sentido. Por tanto, Virgen del Pilar, rogad por nosotros» [55].
4. No somos nosotros los que vamos: Es Dios quien nos lleva
« ... Abriendo camino así. Y después, llevar los veinte mil jóvenes a Zaragoza –escribe Manuel Aparici–. Tal vez hay quien desconfía, tal vez hay quien recela. No ven que no somos nosotros los que vamos: Es Dios quien nos lleva. Que no hemos sido nosotros los que hemos querido ir al Pilar, sino la Jerarquía de la Iglesia Católica, y cuando ella lo quiere, lo quiere Dios.
»¿Y para qué? Encended una cerillita y es incapaz de desgarrar la obscuridad de la noche. Encended dos y tres. Pero juntad veinte mil cerillas, veinte mil antorchas, y se hace un foco potente de luz [56]. Y quieren que se junten en torno al Pilar de la Madre, en torno a la Madre, para que, de pronto, esta luz ilumine a toda nuestra Patria, para que vean los jóvenes que la gracia de Dios todo lo puede; que aquellos que antes fueron sus hermanos de Patria y también sus compañeros de disolución y de placer recibieron la gracia y los ha convertido en apóstoles. Que tanto nos ha llenado la gracia de Dios, que tras Cristo sentimos que estamos dispuestos a perder esta vida, que no es nuestra, que es de Cristo, por defender la honra de la Madre de Dios, por defender a la que está en carne mortal en los Cielos, para que Ella interceda cerca del Señor y nos dé su Corazón a nosotros para hacernos vírgenes y puros como la Madre, que es Madre que ama, que ve siempre las necesidades de los hijos, los anhelos y los sueños de los hijos. Y puesto que Ella nos ama, verá nuestro deseo de ganar almas para Cristo: Las de España y las de todos los horizontes de la tierra.
»Y con esa intercesión omnipotente vamos a defender hasta la muerte la piadosa creencia de la Mediación y vamos a pedirle al Padre Santo que defina pronto ese dogma, que la juventud hispánica lo espera impaciente, que es menester despegar a las almas de la materia y que, si para iniciar el triunfo de la Iglesia Católica el Papa define el dogma de la Inmaculada Concepción, para recordarnos que fue una mujer quien quebrantó el poder de la serpiente, ahora a los que quieren separarnos con superioridades de raza, nosotros les podemos decir que sólo hay una raza, la del pueblo de Dios, la de los hijos de María que estuvo en carne mortal en Zaragoza.
»Nada más, Jóvenes de Acción Católica de la Diócesis de Madrid–Alcalá. Termina el alto en el camino. Ahora con redoblado vigor, con firmeza, con resolución y voluntad de victoria, vamos a proseguir, seguros de que no hay obstáculos para los deseos de Dios. Vamos a proseguir nuestro caminar, nuestro caminar de peregrinos. Abriendo camino de Dios en nuestras almas, abriendo camino de Dios en las almas de los demás. Vamos a abrir camino para llevar al Pilar, para llevar a María en nuestras manos, la ofrenda de sangre de nuestros mártires, y allí al representante de Cristo, el Nuncio de Su Santidad, decirle: Mira, representante del Padre, aquí tienes la hostia de la juventud de España. Eran granitos de trigo de los trigales de Castilla y de Navarra y de Galicia y de Andalucía y de Aragón y de Levante y de las Islas; eran granitos de trigo de todos los trigales y de pronto, la voluntad de España fue que todos sus hijos se pusiesen en trance de muerte para vencer a la muerte, reinstaurando la Verdad en nuestra Patria. Y los granos de trigo se entregaron a la rueda dentada de la guerra, de las trincheras, de la “cheka”, de la persecución, y aquel trigo de España se convirtió en blanca harina y esa harina se amasó con la lágrimas de las madres, de las esposas y de los huérfanos y fue cociéndose en un fuego santo de amor a Cristo y de amor a España. Es la hostia blanca y pura, Y la ponemos en vuestras manos de sacerdote para que la hagáis santa y la ofrezcáis al Padre por la redención de los jóvenes de toda la tierra» [57].
5. Objetivo de la peregrinación al Pilar [58] y objetivo de la peregrinación a Santiago de Compostela
«Objetivo de la Peregrinación al Pilar es lograr que la Juventud de Acción Católica Española sea: “Una Cristiandad en que todos los miembros vigilen atentos sobre sí mismos; que desechen toda tendencia a lo puramente exterior y mundano, que se atengan seriamente a los preceptos de Dios y en la solícita caridad con el prójimo”.
»Mientras que el objetivo de la de Santiago es iniciar con las Juventudes de Acción Católica de Hispanoamérica una actuación común que tienda a hacer de la Hispanidad esta “Cristiandad”.
»Para hacer de la Juventud de Acción Católica Española una Cristiandad es menester:
»Que jóvenes, Centros y Uniones Diocesanas tengan un mismo Ideal suficiente.
»Que este Ideal de “Cristiandad en Misión” lo vivan los miembros y la colectividades en la doble dimensión de la Cristiandad: la vertical, tiempo (“los pensamientos de mi Corazón de generación en generación han sido librar sus almas de la muerte y saciar su hambre. Introito de la Misa del Sagrado Corazón”) y la horizontal, espacio.
»Que en consecuencia con este Ideal de “Cristiandad en Misión”, cada joven y cada Centro “custodien en sí la gracia divina”.
»Que desechen los puramente exterior y mundano (desnudarse del hombre viejo), que se atengan seriamente a los preceptos de Dios y en la solícita caridad con el prójimo (revestirse del hombre nuevo).
»Peregrino es el joven que ha hecho de este Ideal la norma de su vida y que, a través de los días y las criaturas, camina con todo el vigor de su alma joven hacia la consecución en él de este Ideal.
»Y han de peregrinar, en un sentido espiritual, no sólo los jóvenes sino también los Centros y toda la Juventud de Acción Católica».
»La Peregrinación al Pilar significa el término de nuestra primera etapa: La reconquista de nuestro propio espíritu, individual y colectivo, para Jesucristo. A Zaragoza hemos de llegar, los que lleguemos, hechos ya peregrinos–cruzados de una Santa Ambición: La reconquista del mundo para Cristo por el impulso y la fe del Alma Hispana.
»Es la etapa de la ascesis [59], del seguimiento, de la firmeza y de la unidad heroica.
»Era menester dar a la juventud española un Ideal que la pusiera en pie y la formara en apretados escuadrones en torno a la cruz y al servicio de Cristo.
»Este Ideal tenía que ser primero la norma de vida de unos pocos escogidos que lo extendieran y comunicaran al resto de la juventud española.
»Todo el vivir de la Juventud de Acción Católica Española desde 1925 hasta 1940 se encamina a este fin. A que sea unión. A que todos y cada uno de sus miembros y de sus organizaciones tengan un Ideal levantado grande que les impulse, hermane y aúne en el esfuerzo de “juntar en fecunda armonía, con el primer y esencial deber de la propia santificación la actividad apostólica para acrecentar el Reino de Dios”.
»El Ideal había de ser: Cristo conocido, amado y servido en toda la tierra, y esto mediante el vivir cristiano de cada uno en la gran unidad de la Iglesia.
»Y así en los albores de la propaganda de la Peregrinación y Congreso de Santiago ya surge la idea de llamar a todos los hispanos a participar en la Empresa. No estaba esta dibujada ni definida todavía, pero era obvio pensar que una suma tal de fuerzas no se iban a pedir para una Empresa baladí. La Empresa tenía que desbordar el marco en que vivían todas las Juventudes que iban a congregarse bajo el estandarte de la Cruz, junto al sepulcro del Apóstol sembrador primero de la Cristiandad Hispánica.
»Tal sentido tuvo la Embajada juvenil que acudió a Roma en enero de 1936. España por boca de sus jóvenes reclamaba su puesto de Adelantado de Cristo. No le bastaba con restaurar su Reino en España, quería restaurarlo en todas las latitudes y en todos los pueblos. Ciertamente que no desconocían que lo primero en la intención es lo último en la ejecución, que para llegar a este fin era menester ordenar antes la propia casa. Nuestro místico nos lo dejó escrito: “En una noche oscura, en ansias de amores inflamada, oh dichosa ventura, salí sin ser notada, dejando ya mi casa sosegada”.
»Por ello, tan pronto como sobre nosotros descendió la bendición del Padre que nos autorizaba a peregrinar, la consigna fue la santificación propia: “He prometido al Romano Pontífice que en Santiago iniciaríamos la gran reconquista del mundo hispano para Cristo”.
»Medio obligado es comparecer en Compostela como dignos descendientes del Apóstol: Firmes en la fe, alegres en el sacrificio, amantes en la disciplina, esforzados en la oración y ricos en obras de apostolado; dignos, en fin, de ser espectáculo de los hombres, de los ángeles y de Dios.
»Por la gloria de Dios y del Apóstol Santiago, por las almas que se pierden, por el honor de España, empuñad vuestro bordón de peregrinos y corred por los senderos de la perfección con la vista en lo alto y el corazón alegre, sin temor a dificultades ni peligros, que el Congreso será ... porque “Dios ayuda y Santiago”.
»Y apenas llegó a los Centros juveniles este llamamiento sobrevino la guerra de Cruzada y los Jóvenes de Acción Católica, al menos sus figuras más representativas, empezaron a vivir la guerra como jornada penitencial de nuestro peregrinar.
»Era menester colocar el Valor Cristo por encima de todos los valores. En las mentes se había iniciado esta peregrinación, pero no así en las obras. Y el Señor vino en ayuda de la buena voluntad de los jóvenes con la guerra de Cruzada.
»Desde el 18 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939, toda la juventud de España se jugó la vida por la Cruz. Los unos por desterrarla de la Patria. Los otros porque presidiera su vida. Todos en afirmación o en negación, hicieron de la Cruz de Cristo el supremo valor, pues por Cristo estuvieron dispuesto a perder la vida y con ella todo los otros valores temporales.
»Se objetará que esto ocurrió en los primeros meses, que conforme se prolongó la contienda adquirió un tinte más material de guerra, incluso que la relajación moral de la posguerra es más universal y profunda que la de la anteguerra. Ello es verdad. Pero sólo prueba que la naturaleza caída reclama sus derechos, que no es posible mantener una reacción de sentimiento durante varios años. Mas este retroceso, esta caída en la animalidad, no deshace el acto anterior. Siempre será verdad que hubo un tiempo en que la juventud de la zona nacional lo tuvo todo “como basura por ganar a Cristo” y que desde el fondo del alma pronunció idénticas palabras que el Apóstol Tomás:“Vayamos con Él y muramos con Él”. Y a Tomás, cuando perdió la fe, se le apareció el Señor para que viera y tocara y creyera. Esto mismo hará con la juventud de España. ¿Cómo? El Señor quiere obrar por causas segundas, nos honra y diviniza asociándonos a su Obra Redentora. El Señor se les aparecerá por medio de otros jóvenes, en los cuales Él lo será todo. Estos jóvenes, claro es, han de ser los que están en las manos Suyas, de su Vicario, de sus Obispos y de sus sacerdotes. Los jóvenes del Papa, del Obispo, de Jesucristo, o dicho con otras palabras los Jóvenes de Acción Católica.
»Decíamos al principio que el dar un Ideal transcendente a la juventud de España, que la pusiera en pie, habría de ser obra de unos pocos que, a modo de levadura, hicieran fermentar a toda la masa de la juventud española.
»¿Existe esa levadura? ¿Se ha aumentado con la guerra su poder de vitalización? Sí. La levadura existe y sí ha mejorado. Han sido unos centenares, tal vez unos millares de almas jóvenes, las que han mantenido durante toda la guerra 456 Centros de Apostolado de Vanguardia en nuestra trincheras, y centenares también de Centros clandestinos en zona roja. Y estas almas existen, no han retrocedido. El Señor es fiel, no abandona a los suyos. Él, que permitió la gran catástrofe de una guerra, ¿dejará iniciada la obra? No, yo estoy seguro que la gracia no ha sido estéril en el alma de los Jóvenes de Acción Católica. Ahí están los siete mil mártires para pregonarlo. Y aunque no lo estuvieran, mi seguridad sería igual. Porque ¿si no lo ha sido en mí, tampoco lo ha sido en los que conmigo iniciaron nuestro peregrinar?
»Decíamos que el Señor permitió nuestra guerra para que volviera España a la ruta de su misión histórica.
»La guerra se ha hecho para algo. No ha sido choque de tendencias políticas de un mismo signo espiritual. Ha sido choque de conceptos de vida antagónicos: Materialismo–ateo y espiritualismo–católico.
»La guerra no ha sido sólo nacional. Ni por la causa, que han sido conceptos de vida que transcienden de los estrechos límites de una Nación, ni por los combatientes.
»Si la lucha ha sido supranacional, sus frutos deben darse también en ese plano.
Es clarísimo que en el momento presente los pueblos se debaten entre estas dos tendencias opuestas: El materialismo–anticristiano y el espiritualismo–católico.
»Necesitan, son palabras del Vicario de Cristo, un Pueblo Campeón de la Fe Católica, una Cristiandad, ejemplo y guía del mundo profundamente enfermo.
»Este pueblo ha de ser España, mas no concebida en su ser físico, que se contiene en los estrechos límites de nuestra Península, sino en su ser moral y espiritual que se extiende por todo el planeta.
»Así lo deja entrever el Pontífice en su mensaje a España.
»Pero también podemos deducirlo del carácter de la lucha: supranacional por la causa y los combatientes.
»Así, pues, en el momento histórico presente la Misión Providencial de España es dar forma a la Hispanidad.
»Los pueblos hispánicos son trozos de nuestro Ser Hispano, pero están desvinculados, dispersos viviendo a lo siglo XX vida de sentidos.
»Necesitan de un vínculo, de un Ideal superior a su propio ser nacional, que los trabe y los una.
»Este Ideal ha de ser: Cristo conocido, amado y servido en toda la tierra y esto mediante el vivir cristiano de cada uno en la gran Comunidad Hispánica al servicio de la gran unidad de la Iglesia. O dicho con las palabras del Papa Pío XI: “Hacer de la Hispanidad una Cristiandad ... ”.
»A este fin se encamina la Peregrinación y Congreso de Santiago y la del Pilar, que no es si no una etapa necesaria para llegar a Compostela.
»De las palabras del Papa podemos deducir que si el mundo necesita guía y ejemplo, también lo necesitan los pueblos hispánicos y España.
»La Peregrinación y el Congreso de Santiago serán ejemplo y guía para los pueblos hispánicos.
»Allí España, compareciendo con nosotros en Compostela con hambre y sed de esta Cristiandad, será la luz que ilumine a todos los de la gran casa hispánica.
»La Peregrinación al Pilar ha de ser ejemplo y guía para nuestra Patria.
»Doble finalidad de la misma: Primera: Hacer de la Juventud de Acción Católica Española una Cristiandad; segunda: Presentarnos ante nuestra Patria … ».
6. Comienza la campaña de propaganda
Acordada la Peregrinación «se inicia seguidamente la propaganda de la misma, siendo el primer acto la ofrenda que en la madrugada del 2 de enero, en el Pilar de Zaragoza, hizo a María el Presidente Nacional, Manuel Aparici [en ese momento empezó la peregrinación] [60], en nombre de todos los Jóvenes de Acción Católica, que desde aquel momento se declara peregrina de un eterno camino de santidad, de su trabajo y de su oración durante todo el año» [61].
«Toda la propaganda se basó en las frases de la Encíclica “Mit brennerder sorge” [62]: “Una Cristiandad en la que todos los miembros ...” y en el Mensaje dirigido a España el 16 de abril de 1939 por Su Santidad el Papa Pío XII, glosando estos tres motivos:
»Dice el Papa: “Con piadoso impulso inclinamos nuestra frente a la memoria de los Obispos, sacerdotes, religiosos de ambos sexos, y fieles de toda edad y condición que supieron sellar con la muerte su amor a Cristo y a la religión católica. No hay mayor prueba de amor. “Reconocemos nuestro deber de gratitud hacia todos los que han sabido sacrificarse hasta el hermo de los campos de batalla, en los hospitales y en las cárceles por los derechos de Dios y del espíritu”.
»Estas palabras eran la premisa mayor del gran silogismo que se exponía en todas las propagandas. Impulso piadoso es impulso filial. El Papa reconoce que la perpetuación de la vida cristiana en España se debe a los mártires. Reconoce que aquella parte de la Iglesia, de que es cabeza, que radica en nuestra Patria es hija de los mártires. Por lo tanto, nosotros debemos cumplir su voluntad, y con su sangre rubricaron siete mil mártires de la Juventud de Acción Católica su compromiso. “Lucho. Vencemos. Acaso moriré. Que lo sepan todos. Es por la unidad católica de España a la luz de Roma”.
»Luego la voluntad de los mártires era edificar esta Vanguardia de Cristiandad que pide el Papa. Si queremos ser fieles a su memoria tenemos que trabajar con la misma generosidad y espíritu de sacrificio en la empresa que ellos nos legaron.
»Por otra parte, si el Papa se reconoce deudor de los que se han sacrificado hasta el heroísmo, nosotros, miembros del Cuerpo Místico de Cristo, del que él es cabeza visible, hemos de reconocer idéntica deuda y estar dispuestos a pagarla. Si nosotros vivimos, y con la vida física podemos desarrollar lo sobrenatural, es porque ellos se jugaron la vida por defender la nuestra. Justo es que ahora nosotros gastemos nuestra vida en que ellos participen del bien de la vida sobrenatural que merced a su sacrificio disfrutamos.
»El tercer punto del mensaje, glosado en todas las propagandas, son las palabras que dice: “Los designios de Dios, amadísimos hijos, han vuelto a fijarse sobre la heroica España, la nación elegida por Dios para baluarte inexpugnable de la fe católica y principal instrumento de la evangelización del Nuevo Mundo ... ”.
»Una vez más, decíamos, la Providencia del Señor nos escogió como instrumentos ... » [63].
« ... Desde entonces no hay reunión comarcal o diocesana que no se articule sobre una peregrinación ... Los más célebres santuarios marianos y aquellos otros que habían quedado olvidados reciben, durante todos estos años, la fervorosa visita de nuestros jóvenes peregrinos ... Toda la geografía mariana de España se va enhebrando en el nuevo camino de Santiago, que están construyendo los Jóvenes de Acción Católica ... » [64].
En todas las Uniones Diocesanas reina un entusiasmo desbordante por acudir, material o espiritualmente, a la Santísima Virgen del Pilar. Son muchos los kilómetros recorridos en viajes de Propaganda. Por otro lado, «no hay un sólo periódico ni emisora de radio que no haya lanzado a los cuatro vientos la consigna, el peregrinar de los Jóvenes de Acción Católica» [65].
Tiene lugar una intensa actividad espiritual, formativa y apostólica.
7. Pregón
«¡¡Juventudes de Acción Católica de todas las Parroquias de España!!
Celebrándose este año la fiesta jubilar de Nuestra Señora en Zaragoza, el Consejo Superior os llama a peregrinación.
Con paso alegre de romería, y en el camino hispano–romano de Zaragoza, nuestra Juventud recobra el ánimo magnífico de combate de las horas de la anteguerra, su pulso ardiente de atletas de los viejos tiempos un momento derribados en sangre.
¡Oid, juventudes que conocisteis el camino de Cristo! Es ya imperiosa la voz de los muertos; ya no se puede aplazar la señal de partida de un Movimiento religioso que riegue con la sangre de los Mártires los campos sedientos de Dios.
¡Oid, juventudes, corramos el camino de Cristo a marchas forzadas! ¡Ya está cerca el Señor, que alegra nuestra juventud!
¡Oid, juventudes de Galicia, juventudes del mar que habéis ensillado el corcel galopante del Apóstol en la gran batalla de España! ¡Dejad las aldeas, que vamos a la Virgen!
¡Oid, juventudes castellanas, centinelas de las sierras, mística gente andariega que vais dejando un remolino de polvo en el surco de vuestra fe! ¡Dejad el pueblo y las eras y venid a ofrendar a la Virgen el trofeo más noble de la Victoria!
¡Oid, juventudes de Asturias, juventudes diezmadas sin cuartel! ¡Salid de los valles, dejad vuestros puertos y venid a enseñarnos el amor de la Santina!
¡Oid, juventudes de Vasconia, que esperabais sombrías y apartadas una gran empresa de marinos y fundadores; venid de vuestras fábricas, dejad los caseríos, que otra vez os llama la Virgen con la voz antigua de Loyola!
¡Oid, juventudes de la verde Navarra, templo de heroísmo, tercios de las cruces; venid a la Virgen, dejad el riscal noble y guerrero, como un día lo dejaron Santo Domingo y Francisco Javier en busca del Reino de los Cielos, en que Cristo es Rey!
¡Oid, juventudes de Cataluña, que habéis padecido el terror que os venía de poderes extraños; dejad las costas de los mares latinos; dejad vuestros clásicos y vuestros talleres; venid a ser una sola Cristiandad con todos los jóvenes de España al pie de la Virgen María!
¡Oid, juventudes de Levante y de la Mancha, de la Sagra y de la Alcarria; juventudes de las cárceles y de las persecuciones, juventudes forzadas de los frentes del crimen, los que sufristeis por Cristo bajo el poder de sus enemigos, venid a cantar a la Virgen los salmos de la Paz, ya que fuisteis los más fuertes en la Confesión de la Fe!
¡Oid, juventudes del Sur y de las Islas, las de los rumbos azules de la Misión imperial, juventudes que tenéis fama de amar a Santa María y habérsela hecho amar a las hispanidades de América; venid al Pilar con vuestra esperanza de fuego!
¡Oid, juventudes marroquíes, en plena tierra nueva de Imperio, donde la Iglesia tiene las fronteras; venid a la Virgen, vosotros que tenéis la difícil y olvidada misión entre infieles!
¡Oid, por fin, vosotras las juventudes de Aragón, las de las líneas militares decisivas, las de la guardia de honor a la Capitana de los Ejércitos españoles, que vais a recibir en el solar de la Cristiandad hispánica a las juventudes de la primera hora, que ya han comprendido la vocación religiosa de nuestra generación en la historia que comienza!
¡Oid el pregón del Consejo que va a partir en peregrinación camino de Zaragoza!
María es la Madre de la Cristiandad, y no habría Iglesia sobre la tierra si la Madre de Dios no estuviera siempre en oración por ella.
Por eso había que congregar a las Juventudes en una Marcha hacia la Virgen al señalarles en nombre del Vicario de Cristo su misión de vanguardias de la Cristiandad interior.
Juventudes de Acción Católica:
Cuando juréis en Zaragoza que vais a mantener a costa de la vida la verdad de la Asunción y Mediación de María, SABED QUE HABÉIS FUNDADO SOBRE UN PILAR DIVINO LA FÁBRICA CATÓLICA DEL IMPERIO.
¡Por la gloria de Dios y la eterna salvación de los hombres de España!
¡Juventudes de Acción Católica. MARCHEMOS!» [66]
8. Alta la mirada, con la vista puesta en la Madre, prosigamos con dignidad nuestro vivir de soldados de la Cruz y de España
«Quince actos en seis días –escribe Manuel Aparici en SIGNO [67]–. Escenarios y públicos distintos. Colegiales de los últimos cursos de Bachillerato que experimentan la avidez de saber qué es la Acción Católica; Jóvenes de Acción Católica de Villafranca, Badajoz, Cáceres, San Vicente y Valencia de Alcántara [Santiago [68] y Toledo [69]] ansiosos de conocer las consignas del peregrino del Pilar y de Santiago; soldados gozosos de saber que el Vicario de Cristo les mostró su gratitud por su sacrificio heroico en los campos de batalla; hombres de Acción Católica, impacientes por ayudar al gran empeño de la juventud de España de hacer a su Patria Adelantado de las batallas de Dios; mujeres y Jóvenes de Acción Católica que, al sentirse solidarias de la gesta heroica, reclaman su puesto en el trabajo de hacer a la Madre España otra vez Madre de pueblos y guía de naciones; y hasta futuros sacerdotes, en los que la beca roja sobre el pecho simulaba el fuego de su pecho apostólico, ansiosos de correr los caminos de España ... para sembrar a Cristo en las almas.
»Lección, una sola: Optimismo, optimismo y optimismo.
»La guerra ... fue por ganar a Cristo ... La guerra fue, lo ha dicho quien no puede equivocarse, porque es la voz de Dios, el Vicario de Cristo, para “dar a los prosélitos del ateísmo materialista del mundo entero la prueba más excelsa de que por encima de todos los valores están los eternos de la religión y del espíritu”.
»... El esfuerzo gigante salvó la Cristiandad española. Veinticinco mil sacerdotes nos traen a Cristo todos los días sobre los Altares de todas las iglesias de España. Esta es la equivalencia del sacrificio heroico: ¡Veinticinco mil Misas diarias! ¿Podrá decirse que fue estéril la sangre de la juventud de España?
»La guerra ... fue también para abrir una coyuntura de Santidad, de Apostolado y de Misión.
»La coyuntura esta abierta; sólo falta seguir el ejemplo de los que lo dieron todo.
»Alta la mirada, con la vista puesta en la Madre que desde su Pilar bendito nos ampara, prosigamos con dignidad nuestro vivir de soldados de la cruz y de España.
»Esta era la consecuencia que todos sacamos de los quince diálogos entablados con los millares de almas de las ciudades de Extremadura».
Y empieza una larga etapa de ascesis y de actividad apostólica del peregrinar de la Juventud, bajo el signo de María. Y engarzándolo todo, el Camino de Santiago.
9. Pocos días antes de la Peregrinación decía Manuel Aparici: «Para acometer esta empresa santamente ambiciosa nos hace falta hoy más que nunca la ayuda divina»
Pocos días antes de la peregrinación, el 3 de agosto de 1940, Manuel Aparici como Presidente Nacional le decía a Manuel Martínez Pereiro [70]:
« ... Queremos que nuestra peregrinación sea a la vez respuesta y promesa a la voz angustiada de Pío XI en su Encíclica de 14 de marzo 1937, cuando pedía una “Cristiandad ejemplo y guía para el mundo profundamente enfermo”. La Juventud de Acción Católica va a convertirse con la ayuda de Nuestra Señora en Vanguardia de la Cristiandad hispánica prometiendo con verdadera firmeza servir de fermento y levadura de santidad a la Juventud española.
»Para acometer esta Empresa santamente ambiciosa nos hace falta hoy más que nunca la ayuda divina. Nuestros jóvenes tienen que volver de Zaragoza con el alma llena de inquietudes y ansias apostólicas y es preciso que tú, que compartiste las tareas y los trabajos del Consejo Superior, sientas hoy nuevamente y de una manera especial tu unión con nosotros, ofreciendo tus oraciones y sacrificios por el éxito de nuestra Obra y acompañándonos también en nuestra Peregrinación a Zaragoza. Vosotros, los que tenéis una parte y no pequeña en lo que hoy es nuestra Juventud, debéis estar también presentes en este momento verdaderamente decisivo para nuestra Obra.
»En la seguridad de que aceptarás nuestra invitación te acompañamos el Boletín de inscripción para que nos lo envíes una vez que lo hayas rellenado».
10. ¡Llegó el día! ¡Al Pilar!
« ... Y los caminos se llenan de las banderas y canciones de los peregrinos ... Aparici es entonces, más que nunca, el alma de la juventud, y al hablar a los peregrinos ... su emoción se contagia a los jóvenes con aquel verbo denso y caliente, con aquella palabra henchida y profunda, que dice esperanzas y realidades concretas ... Porque ya ... está el camino abierto para sus bordones florecidos ... » [71].
«Las estaciones reciben el bullicio de los jóvenes peregrinos. En Madrid confluyen la mayoría de las peregrinaciones parciales. El Vicario General de la Diócesis, Dr. Morcillo, despide a los viajeros. Antes de partir uno de los trenes, se adorna el exterior de un vagón con la insignia de la Juventud de Acción Católica, hecha de flores naturales» [72]. «Trenes especiales abarrotados. Habríamos necesitado doce o trece convoyes y nos tuvimos que contentar con tres. Pero no importa. No somos turistas. Somos peregrinos y aceptamos alegres todas las incomodidades, todos los sacrificios.
»Nuestro equipaje es el de un soldado: plato, cuchara y manta.
»Hay buen humor, hay buen apetito, hay muchas cosas buenas. ¡Y unas ganas tremendas de poner las plantas donde Santiago!» [73].
»Son muchos también los que llegaron a pie o en bicicleta. Esto pone también de manifiesto el espíritu despertado con ocasión de la Peregrinación.
Debido a la prolongación de la guerra en Europa, los jóvenes católicos Hispanoamericanos no pudieron acompañar físicamente a los jóvenes españoles, aunque si espiritualmente, pero «acudió al Pilar una representación de las Juventudes de Acción Católica de Portugal, presidida por el Consiliario Nacional, Dr. Almeida [74], y un delegado de la Juventud de Cuba. Las banderas de nuestros hermanos portugueses y cubanos ondearon con las nuestras ... Esta participación de las Juventudes hermanas es una promesa de la gran Peregrinación a Santiago ... y en la que flamearán las banderas de las Juventudes de Acción Católica de todo el mundo hispánico ... » [75].
11. ¡Zaragoza!
«Los muchachos de la Acción Católica llegan a Zaragoza en la tarde del 30 de agosto de 1940, a postrarse ante Nuestra Señora. La capital aragonesa se puebla de cristiandad juvenil» [76].
Se presenta una Juventud, no sólo pletórica de vida e ilusiones apostólicas sino también disciplinada y fuerte, verdadero ejército auxiliar de la Iglesia.
«Zaragoza saluda a los peregrinos. Los Jóvenes de Acción Católica reciben el homenaje de la ciudad al encaminarse al Pilar. Varias horas dura el desfile de los peregrinos para presentarse a Santa María del Pilar. En el templo no se ha permitido la entrada nada más que a los jóvenes. Queda abarrotado de juventud. El Señor Obispo de Ávila hace la presentación. El Presidente Nacional, Manuel Aparici, hace la ofrenda a la Santísima Virgen del manto que todos los jóvenes de España regalan a la Virgen del Pilar. Canta la juventud y los altavoces de las torres esparcen por toda la llanura aragonesa: “Bendita y alabada sea la hora ... ”» [77]. No faltó tampoco la Salve y el Himno de los Jóvenes.
12. Solemne Misa de Pontifical
«Tuvo lugar a las diez y media de la mañana del día 31 de agosto en el templo del Pilar oficiada por el Nuncio de Su Santidad
»Al terminar la Misa, en nombre de todos los Jóvenes de Acción Católica, el Presidente Nacional, Manuel Aparici, hace el juramento de defender, con la vida, si fuere preciso, las piadosas creencias de la Asunción y de la Mediación Universal de Nuestra Señora.
»El Nuncio recibió el juramento de Manuel Aparici.
»En la noche los peregrinos rodean el templo del Pilar cantando el Rosario. Vísperas de la gran fiesta eucarística del día siguiente» [78].
13. Fórmula del juramento mariano
«Serenísima Emperatriz de cielos y tierra;
Santísima Virgen María, madre de Dios y de los hombres.
Presente está ante Vos, Señora y Madre nuestra, la multitud de jóvenes de España, que os ruega sin cesar como Reina que sois de los Apóstoles. Abatida ante vuestro Pilar están nuestras banderas y con ellas nuestros corazones esforzados en profunda humildad. Prendidos están nuestros ojos en vuestra pureza virginal, y nuestras voluntades arden en la firme lealtad de vuestro servicio y devoción. Hemos venido a Vos desde todos los rincones de nuestra tierra española, siguiendo la tradición de estos veinte siglos de Fe, transcurridos desde que Vos misma os dignasteis intervenir con la fuerza de vuestra presencia personal en la empresa de la conversión de España. Postrados estamos ante Vos, como antaño el Apóstol Santiago, nuestro Padre en la Fe, para imploraros con desgarradora urgencia el aliento de vuestra presencia de Reina en la empresa de la conversión de nuestro pueblo.
¡Bendito y alabado sea vuestro nombre, de generación en generación, entre las gentes de las Españas, porque Vos supisteis darnos aquel ímpetu de guerra por el nombre cristiano que llevó a nuestro Caudillo y sus armas a la victoria! ¡Gracias os sean dadas al amanecer y al anochecer por todas las casas españolas, cuyos hijos supieron combatir en son de Cruzada, con toda su confianza en Vos y vuestra intercesión poderosa! Jamás haremos traición a esta ayuda con que Vos armasteis a la Juventud española con el vigor de vuestra Fe, para acicate de nuestra santidad y edificación del mundo.
Por esta gratitud que nos liga a vuestro servicio, nosotros, Jóvenes de Acción Católica de España, renovamos una vez más aquella gozosa alegría que sintió toda la Cristiandad cuando fue proclamado por Dogma de Fe el misterio que un día defendieron públicamente todos los Cuerpos Sociales de España, el gozoso misterio de vuestra Concepción sin mancha; confesamos solemnemente que fuisteis preservada de la culpa original en el primer instante de vuestro ser natural por los merecimientos de Jesucristo vuestro Hijo, y poniendo a Dios por testigo, prometemos y juramos que sostendremos esta verdad hasta la muerte y la defenderemos si fuere preciso con la sangre de nuestras venas.
Y habiendo hecho esta renovación de la piedad secular de nuestros mayores, creemos y confesamos, oh, Señora, que vuestro cuerpo virginal, luego de vuestra ignorada muerte, resucitó glorioso para nunca más morir; y que este supremo privilegio es natural complemento de aquella milagrosa Concepción inmaculada y aquella Vuestra inefable Maternidad divina. Por lo cual, deseosos de proclamar este nuestra Fe inquebrantable, hacemos voto y solemne juramento de defender el misterio de vuestra Asunción a los Cielos en cuerpo y alma, proclamando que así como fuisteis exenta del contagio de la culpa, igualmente quedasteis inmune de la corrupción del sepulcro.
Con igual empeño, contemplandoos sobre las estrellas con la frente ceñida de la eterna Corona de la Gloria de Dios, Reina y Señora de todo el Universo, aclamada de todos los Ángeles y de todos los Santos, juramos mantener y mantendremos con la ayuda de Dios, aunque en ello nos vaya la vida, que Vos sois Madre de la Iglesia, y que todas las gracias que nos hacen hijos de Dios nos vienen por vuestra mano de Reina, quedando asociada por este medio a la obra inefable de Cristo, que es renovar el mundo en su Iglesia. Nosotros os aclamamos con público y formal juramento ante el mundo y ante toda la Iglesia, por Mediadora Universal de todas las gracias, y celestial tesorera de los bienes sobrenaturales.
Aceptad, Señora, el voto de la Juventud en el Pilar. En presencia de Jesucristo Sacramentado, en presencia de nuestra Jerarquía apostólica, en presencia de todos los fieles circunstantes, así lo prometemos, así lo juramos. Así Dios nos ayude y estos Santos Evangelios.
¡Oh, Virgen María, nuestra Madre y Señora! Recibid con nuestro juramento ofrenda de nuestro amor. Dadnos la fe victoriosa, llena de ímpetu y de heroísmo de Santiago, a fin de que seamos en verdad apóstoles de Jesucristo vuestro Hijo entre los hombres de España. Bendecid esta empresa para la cual la Iglesia nos ha reunido e inspirado el santo orgullo de haber profesado en el bautismo una doctrina de amor y de combate, de caridad por el prójimo y de desprecio por sí mismo. Y asistid a la hora decisiva de nuestra muerte para que podamos gozar eternamente de Jesucristo vuestro Hijo, a quien sea dado todo el poder y todo el imperio sobre cielos y tierra por los siglos de los siglos. Amén.
FÓRMULA DEL JURAMENTO
¿Juráis, por estos Santos Evangelios, defender hasta la muerte el Dogma de la Concepción Inmaculada de María, juntamente con el Misterio de su Asunción a los Cielos en cuerpo y alma, y el singular privilegio de su Mediación Universal en la dispensación de todas las gracias?
– Así lo juro.
– Si lo hacéis, que Dios os lo premie; y si no, que Él os lo demande».
14. Veinte mil jóvenes hacen su juramento mariano
Se presentan como «principio de Cristiandad» y se ofrecen a caminar hacia Santiago tras las huellas de los que triunfaron.
«“Y este es nuestro voto; el que nos ha llevado al Pilar”. Así responde al Nuncio Apostólico el Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica, jurando en nombre de todos: “¿Juráis –dice Mons. Cicognani–, por estos Santos Evangelios, defender hasta la muerte el dogma de la Concepción Inmaculada de María, juntamente con el misterio de su Asunción a los cielos en cuerpo y alma, y el singular privilegio de su mediación universal, en la dispensación de todas las gracias”. “Así lo juro”» [79].
«El Señor Nuncio Apostólico, Mons. Cicognani, contesta a los jóvenes, después del juramento Mariano; y les hace esta pregunta: “El día de la lucha, ¿podréis vosotros dar la misma contestación? No lo dudo porque conozco vuestra devoción a la Virgen Santísima”.
»Los Jóvenes de Acción Católica han reanudado la tradición Mariana de España» [80].
«A partir de la Peregrinación el objetivo principal de la propaganda de la Obra es el juramento mariano, a fin de que se incorporen al mismo todas las instituciones sociales españolas» [81].
15. Significado del juramento mariano
Bajo este título Manuel Aparici escribe en SIGNO [82]:
«Si el Pilar no supuso un cambio de rumbo, sino precisar la ruta, cubrir una etapa previa del peregrinar jacobeo, lógico es pensar que mientras no se logren los objetivos espirituales de aquella etapa, inútil será pretender proseguir el caminar hacia Santiago. Podrá haber un caminar externo más o menos turístico y espectacular; pero la transformación interior que nos haga alcanzar una plenitud de gracia análoga a la del Apóstol Patrón de España, no. Puesto que no fueron los hombres, sino la Providencia del Señor quien precisó la ruta y enderezó los pasos de la Obra hacia Zaragoza.
»Si se repasan los números de SIGNO correspondientes al segundo semestre de 1939, se observa que se pretendía celebrar la peregrinación a Santiago dentro de aquel año; mas, aunque se buscaron los medios, el Señor los negó, y era bien claro que en 1940, en el XIX centenario de la venida de la Santísima Virgen en carne mortal a Zaragoza, la Juventud de Acción Católica de España no podía ir en peregrinación sino al Pilar. No hacerlo así hubiera sido divorciarse del fervor del pueblo español, que tenía puestos sus ojos en aquella santa columna, relicario de los amores de la Madre de Dios a nuestra Patria.
»Pero, además de la ruta, precisó también el Señor los objetivos de aquella etapa de la peregrinación: la ofrenda de la sangre de los mártires y el juramento mariano.
»No penetrar en el significado de ese juramento equivale a no conocer los designios de Dios y no lucrar las gracias que por mediación de María se propone conceder.
Objetivo de una etapa
»Si el Santo Pilar y el juramento suponen un hito del peregrinar de la Juventud de Acción Católica, urge tener clara conciencia de lo que es esa peregrinación. Alguno pensará que les ha entrado a los Jóvenes el vértigo de la velocidad y el prurito de moverse, puesto que no saben hablar sino de peregrinaciones. Otros, por el contrario, que están atacados de parálisis, pues que empezaron su peregrinación hace ocho años y aun no han llegado a Compostela. Pero es que no piensan que si la Juventud de Acción Católica es una Obra de orden sobrenatural, en ese plano tienen que producirse sus avances y las etapas de su peregrinar.
»Es, pues, la peregrinación un avanzar colectivo de las almas de los Jóvenes de Acción Católica, tras de una plenitud tal de vida sobrenatural que les haga derramarse en caridad por todas las regiones de la tierra para restaurar o instaurar en ellas el Reino de Dios. Nada más contrario al cristianismo que la quietud y la molicie. Desde el “Id e instruid” que pronunció el Señor en el monte de la Ascensión, la vida de la Iglesia y del cristianismo no ha sido sino un caminar tras de las almas para devolverlas al Padre. Por eso la Juventud de Acción Católica, a quien Su Santidad Pío XI asignó una misión renovadora de la vida cristiana, apenas tuvo ser en España le propuso a sus miembros peregrinar: Peregrinar es el estilo propio de la vida cristiana; caminar por Cristo al Padre a impulsos del Espíritu Santo. Caminar por Cristo y, como Cristo, sanando a los hermanos y cautivándoles con los amores y bellezas del Padre, hasta subir a los cielos “llevando cautiva a la cautividad”.
»Todo avanzar hacia la perfección tiene sus etapas. Primero será la de despegarse y desasirse de lo terreno para volverse o convertirse a Dios. La primera de las etapas de la peregrinación fue la Cruzada. No lo hubiera sido si España, y especialmente los predilectos de Dios, no se hubiera abrazado a la cruz.
»Mas conviene también hacer notar que, así como un joven no lo sería de Acción Católica, aunque tuviera impuesta la insignia, si no procura vivir conforme a la fe proclamada en el juramento mariano, tampoco podría serlo si no se abrazara a la cruz de la renunciación y el sacrificio, como lo hicieron los mártires. No se menciona a los mártires para blasonar de ellos, sino para imitarlos.
»La segunda de las etapas fue la del Pilar. En Zaragoza se marcó bien la continuidad del peregrinar y la sucesión de las dos etapas: Si hubo un juramento mariano, también hubo una ofrenda de la sangre de los mártires. La ofrenda, para repetir el “possumus” de los mártires; el juramento, para que la luz de la “Stella matutina” iluminara el camino de los peregrinos y su mediación, les alcanzará gracias para proseguir hasta Compostela.
»Pues se juró defender hasta la muerte una fe: el dogma de la Inmaculada y las piadosas creencias de la Asunción y Mediación. Y este defender hasta la muerte no significaba que alguien o alguno nos fuera a poner en la alternativa de renegar de esa fe o de perder la vida, sino vivir conforme a la fe jurada, pues una vida santa será siempre la mejor apología y defensa de la fe católica. Tal era el objeto de la etapa mariana del Pilar: que los Jóvenes de Acción Católica de España alcanzaran un vivir digno de hijos de María Inmaculada, un vivir siempre en gracia, pues si María es la Purísima, es también la llena de gracia; de hijos que saben que tienen a su Madre en cuerpo y alma en los cielos y que, porque lo saben y es su Madre, la contemplan, para copiar en ellos sus virtudes y que así sea más perfecto el parecido con la Madre y con su Divino Hijo, y, finalmente, que se lanzan con audacia juvenil a recorrer de prisa el camino de la santidad, porque, al par que saben que es su Madre, saben también que fue adornada con el singular privilegio de la Mediación Universal de todas las gracias.
»¿Y querrán lo Jóvenes de Acción Católica correr por los caminos del Señor sin parecerse a María y apoyarse en Ella?
»Mediten en las palabras que le aplica la Iglesia en la Festividad de la Virgen del Carmen, tomadas del Libro de la Sabiduría, y se persuadirán de que es inútil pregonar que se camina hacia Santiago mientras no se alcancen los objetivos de la etapa del Pilar: “Yo di frutos de suave olor, y mis flores son frutos de honor y de honestidad. Yo soy Madre del amor hermoso, y del temor, y de la sabiduría, y de la santa esperanza. En Mí está toda la gracia del camino y de la verdad; en Mí, toda esperanza de vida y de virtud. ¡Venid a mí los que me deseáis y saciaos de mis frutos!, porque mi espíritu es más dulce que la miel y mi heredad más que el panal: Mi memoria durará por todas las generaciones de los siglos. Los que me comen tendrán todavía hambre y los que me beben tendrán todavía sed. El que me escucha no será confundido, y aquellos que obran por Mí no pecarán. Los que me den a conocer conseguirán la vida eterna”».
16. Misa de comunión general
Millares de jóvenes ocupan la Avenida de Calvo Sotelo en la mañana del 1º de septiembre. Oficia el Señor Obispo de Huesca. Y los jóvenes son como un inmenso ejército de acólitos, que va respondiendo a las oraciones del celebrante» ... «Un cerco de banderas blancas rodean el altar. Los jóvenes rebasan la Avenida de Calvo Sotelo y tienen que situarse detrás del altar» ... «Y un centenar de sacerdotes distribuye por toda la Avenida las Sagradas Formas entre los miles de peregrinos.
17. Ofrenda de la sangre de los mártires
«Donde estaba la imagen de Nuestra Señora del Pilar por la mañana, se ha colocado un gran ostensorio para el acto eucarístico de la tarde [era el día 1 de septiembre]. Otra vez la muchedumbre de jóvenes llena la Avenida de Calvo Sotelo. Con el Santísimo, les da la bendición el Señor Arzobispo de Zaragoza.
Después, Manuel Aparici, como primer peregrino, hace la ofrenda de los Jóvenes de Acción Católica que triunfaron, la ofrenda de su sangre generosa. Del discurso que pronunció –recogido por SIGNO [83]– son estos párrafos:
« ... Como primer peregrino, no por mis méritos, sino porque estoy colocado en el vértice de esta pirámide de la Juventud de Acción Católica, me toca hacer la ofrenda de los Jóvenes de Acción Católica que triunfaron, la ofrenda de su sangre generosa, de esa sangre que derramaron con alegría por Dios y por España ...
»¡Me toca hacer esta ofrenda! ... Nunca mejor situada la ofrenda de la sangre de los Jóvenes de Acción Católica, la ofrenda de la sangre de todos los mártires de España ... porque los mártires han sido los primeros peregrinos de esta nuestra Peregrinación. Recordemos aquellos días en que estaban cerrados todos los caminos del reino de Dios ... Y de pronto ... vuelve a vivir los grandes años de su historia, de esa historia peregrinante de España, porque es un peregrino, es el Apóstol Santiago el que en las riberas del Ebro, al recibir la visita en carne mortal de María Santísima, se enciende en fuego de caridad y echa la semilla de la nacionalidad española. Con este peregrino vino el Reino de Dios en nuestra Patria; Reino de Dios pequeño todavía, pero que va aumentando, que bien pronto son innumerables los mártires de nuestra Patria, los que abren camino a ese Reino de Dios, y después ..., después, cuando se ha ganado todo para Cristo ..., cuando el Espíritu Santo triunfa hincha las velas de unas naves que ... abren camino en el mar tenebroso para abrir camino a Dios, al Reino de Dios a un nuevo continente. Y así fue el vivir de nuestra Patria.
»Parecía que España había perdido el amor a Cristo ... Pero, a pesar de todo, España no le había dejado del todo. Le seguí de lejos, y como un día en las riberas del Jordán Cristo se volvió a dos jóvenes que le seguían de lejos para preguntarles qué buscaban, así se hizo con España ..., y, como aquellos jóvenes, España preguntó al Maestro: “Maestro, ¿dónde habitas?” Y como le dijo que en la cruz, en la cruz ha estado España tres años con Cristo ... Volvieron a ser innumerables los mártires, volvió a proclamarse la Cristiandad de España con su sangre, y toda la Iglesia Católica quedó estremecida por esos mártires que brotaban en España, por esos héroes que brotaban en España, para abrir camino al Reino de Dios.
»Y tan ciertos que son ellos los primeros peregrinos de nuestra peregrinación, que sin ellos hoy no estaríamos aquí, sin ellos no hubiera habido Pilar en Zaragoza ... Pues a eso hemos venido. Ese ha sido nuestro peregrinar. Traer desde los rincones de España en nuestras manos, en ese vaso de nuestras manos, la sangre de los mártires de la Juventud de Acción Católica, sangre que ya es de Cristo, porque por Cristo se dio, porque por Cristo se derramó ...
»Pues esta sangre venimos a traer, conscientes de nuestra responsabilidad, porque somos los depositarios, porque somos los administradores, porque somos los testamentarios de esos 7.000 Jóvenes de Acción Católica ...
»¡Ofrenda de los mártires! ... Con esta ofrenda yo quisiera contestar a la pregunta que nos hacía ayer el Excmo. y Rvdmo. Sr. Nuncio de Su Santidad cuando nos preguntaba, cuando nos advertía de unos tiempos difíciles, de unos tiempos duros, de unos tiempos en que no íbamos a estar fortalecidos con esta ayuda, no de un hermano, sino de millares de hermanos abrazados en un mutuo amor. Pues yo quiero contestarle respondiendo ante la persona augusta del Señor Arzobispo de Zaragoza. Nosotros, es verdad, no responderíamos, pero porque sabemos que no responderíamos y hemos visto la luz que el Señor ha encendido en los mártires por eso hemos venido a Zaragoza, porque sabemos que María es Madre y que en carne mortal está en los cielos; porque sabemos que María es Madre, y es Madre tan Madre, que no puede dejar de amar nunca. Por eso hemos venido a Zaragoza; hemos venido a visitar a la Madre de la Iglesia, de la Iglesia universal, a la Madre de la Iglesia de España –pues la Iglesia de España nace junto a las orillas del Ebro, cuando el Apóstol recibe la ayuda de María Santísima– para pedirle ayuda, esa ayuda todopoderosa de su intercesión. ¡Ah! Porque entonces, con la ayuda suya, con la gracia que nos alcance, entonces estamos seguros de que caminaremos sobre sus huellas con la misma firmeza, con el mismo ardor, con el mismo entusiasmo, con el mismo desinterés, con la misma caridad, que nos urge, que nos apremia, que nos abrasa.
»¡Ofrenda de la sangre de los mártires! ¡Ofrenda del fruto de nuestra peregrinación! Lo primero es una acción de gracias prolongada, una acción de gracias a la noble nación portuguesa, a la nación hidalga, a la que sintió con España esos amores locos de Cristo ..., a esta Juventud de Acción Católica de Portugal que ... arrastrada por el amor de María, de su Virgen de Fátima, ha venido a sumarse a esta peregrinación mariana de la juventud española, para afirmar junto al Pilar este deseo de Cristiandad, de unidad, de un abrazo muy fuerte, muy hondo en María y en la Eucaristía para que triunfe por el mundo.
»Una acción de gracias ... En suma, gracias a María, porque ni son los jóvenes de la noble nación portuguesa, ni de la noble nación cubana, ni estas autoridades de Zaragoza, ni los ministros, ni vosotros jóvenes; es María, que un día le pedimos que intercediera e intercedió, y María alzó sus brazos en la oración y el Espíritu cayó sobre nosotros y se realizaron aquellas palabras del Papa Pío XII.
»Es en verdad un viento potente del Espíritu Santo el que sopla hoy sobre la tierra, impulsando especialmente a las nobles almas juveniles a los más altos ideales y a las más arriesgadas empresas. Veamos Jóvenes de Acción Católica, cómo el Evangelio del Espíritu Santo es el Espíritu Santo que mora en nosotros, quien nos ha traído hoy aquí, quien nos ha congregado y nos ha unido. Y éste es el segundo fruto de la peregrinación: Queríamos una Cristiandad, y aquí está la Cristiandad. Somos uno en Cristo Pan, en Cristo Eucaristía, en Cristo Iglesia.
»De manos del Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Huesca hemos recibido a Jesús Sacramentado. ¿Para qué? Para que nos convirtamos a Él, para que su vida nos llene, para que su vida nos penetre. Nos ha unido, nos ha ahogado, nos ha fundido en esa fragua de fuego de su Corazón para purificarnos de las escorias, para que seamos como (ilegible) quedando fundidos en un sólo bloque. Ese sólo bloque, ese sólo pilar que quiere la Juventud de Acción Católica de España para que sobre él siente María su planta de Madre y en sus brazos traiga a Jesucristo a todos los jóvenes de España.
»Y éste es el fruto que en vuestro nombre ofrezco a la Jerarquía de la Iglesia. Somos, Sr. Arzobispo de Zaragoza, principio de Cristiandad. Porque [...] sabemos que el camino de Cristo en la Eucaristía es la cruz. Él nace y vive y muere en cruz y para que pudiese llegar hasta nosotros han sido precisos diecinueve siglos de cruz que en cruz murieron los mártires y porque ellos murieron en cruz hamos podido participar hoy del banquete del Cenáculo. El camino del Cristo en la Eucaristía es cruz y cruz ha sido el camino de los jóvenes de España; la cruz de un vagón de tercera en el que habéis venido a Zaragoza sin casi poder descansar; la cruz de dormir en una colchoneta, de comer una comida preparada con el mayor cariño, con las mayores ventajas, con los mejores medios que se podían conseguir, pero una comida sencilla y desde luego diferente a la del hogar; la cruz de estos actos largos, de estar de pie, de estar cansados. Pues por este camino de la cruz hemos avanzado para entregarnos esta semana al rescate de Cristo en la cruz. Somos uno en Cristo y yo en la persona de V.E. os prometo que esta Cristiandad no se va a romper, que nuestros ojos humanos dejarán de verse los unos a los otros, pero que todas las mañanas vamos a volver a la cita, vamos a volver a darnos el abrazo de hermanos de esta mañana, vamos a ir a la Eucaristía a abrazarnos con el Señor y con todos los que con Él viven. Más aún, porque mirad hermanos: El signo del cristiano es la cruz que es esa vocación vertical de las ... generaciones cristianas; que es esta vocación horizontal del momento actual de este sacrificio de vuestros millares de almas jóvenes, de este sacrificio de 300.000 sacerdotes que hay en la Iglesia Católica. Pero la cruz es también el signo de las grandes aspiraciones del alma de un amor que nos abrasa el corazón. Queremos más que ... ganar a toda la juventud».
Por su parte, el Álbum «Hacia una Cristiandad Ejemplo» recoge las siguientes palabras de Manuel Aparici:
« ... Esta sangre venimos a traer, conscientes de nuestra responsabilidad, porque somos los depositarios, porque somos los administradores, porque somos los testamentarios de esos siete mil Jóvenes de Acción Católica que ... se han postrado también ante el Señor para decirle que ... nos dé vida, gracia, fuego en el corazón, para que pongamos fuego a toda la tierra de España, a toda la juventud de España, y sea una sola ascua de caridad que incendie al universo mundo».
El Arzobispo de Zaragoza recoge, en nombre de la Iglesia, la gigantesca ofrenda: “Yo recojo estas palabras ..., esa ofrenda que ha hecho (Aparici) en nombre de todos vosotros; os obliga de una manera terminante y disipa ... las dudas que pudieran sobrevenir sobre el porvenir vuestro”» [84].
18. Acto de homenaje a la Jerarquía
Más tarde tuvo lugar el acto de homenaje a la Jerarquía; homenaje al que asistió el Nuncio de S.S. en España y los Prelados de las Diócesis de España.
Por último, al comenzar la noche, los jóvenes se reunieron en la Plaza de Aragón para presenciar los cantos regionales y folklore popular de todas las regiones de España, principalmente los de Aragón y al final se entonó la Salve de despedida, el “Bendita y alabada” y los Himnos del Pilar y de la Juventud.
19. La peregrinación ha terminado
« ... Se ha mostrado a España el fomento de la cristiandad, ejemplo que piden los Papas. Continúa, pues, la juventud en peregrinación hasta hacer florecer esa cristiandad de la que es promesa concreta» [85].
Diez años después [1950] SIGNO [86] escribe: «Zaragoza representó en 1940 un hito de penitencia, de promesa, de lenguaje y de estilo. Cien mil peregrinos espirituales y 20.000 que besaron el Pilar. Terminadas aquellas jornadas, la Juventud volvió a tomar su bordón de peregrino, camino de Santiago ... Había un largo camino que recorrer: Conquistar para la fe de Cristo a todos los jóvenes españoles ... » [87].
20. Carta de agradecimiento de la Juventud Católica de Portugal a su regreso de Zaragoza
Al regreso de Zaragoza, el Secretario Nacional de la Juventud Católica de Portugal, Joao Parente, en nombre de la Dirección Nacional, escribió una carta de agradecimiento a Manuel Aparici con fecha 7 de septiembre de 1940, como Presidente Nacional de la Juventud de Acción Católica. Le dice:
«Acabamos de llegar de nuestra Peregrinación, e impresionados aún por las profundas emociones del viaje queremos que nuestras primeras palabras de agradecimiento sean para usted como Presidente Nacional de la Juventud de Acción Católica Española.
»Estábamos lejos de suponer que una eventual consulta de parte nuestra ... iba a provocar vuestra honrosa invitación e iba a proporcionar los bellos momentos de confraternidad cristiana y peninsular.
»De nuestro paso por tierras de España, conservaremos bien grabadas en el corazón tres impresiones principales:
1.El heroísmo cristiano de la España Nueva ...
2. El fervor religioso de la Juventud de Acción Católica, enamorada de la Cruz de Cristo.
3. La amistad sincera y ardiente manifestada por el pueblo español para con la delegación portuguesa y para con Portugal.
»Esperamos poder corresponder, en la medida de nuestras débiles fuerzas, a vuestro heroísmo cristiano y a vuestro espíritu de fe. Esperamos, asimismo, poder devolver oportunamente, también en la medida de nuestras flacas fuerzas, tantas manifestaciones de amistad
»Que Dios nos ayude. Y, con esta visita, creemos haber dado comienzo a una intensa fase de colaboración hispanolusitana en el terreno espiritual, que podrá ser de gran utilidad para las dos Patrias y aun para el mundo.
»Que la misma imagen de Jesús Crucificado, presidiendo nuestros trabajos, inspire y conduzca a las juventudes españolas y portuguesas para los más gloriosos destinos. Estos son los votos más ardientes que hacemos al Cielo.
»Quiera recibir una vez más, señor Presidente, para usted y para todos los miembros del Consejo Superior y para toda la Juventud de Acción Católica de España, el profundo e indeleble agradecimiento de la Juventud Católica Portuguesa.
“Cor unum et anima una”» [88].
21. Renacer de Cristiandad
«La Peregrinación de los Jóvenes de Acción Católica al Pilar de Zaragoza ... ha sido indudablemente la mayor manifestación religiosa juvenil española del siglo. Y al decir que ha sido la mayor no queremos referirnos al número de peregrinos, con ser muy grande éste. En todo, y más en lo tocante a la fe, lo que importa es el espíritu.
»La Peregrinación –de que este álbum es recuerdo que sirva de aguijón para recorrer el camino hasta el fin, para perseverar hasta el fin– tiene ante todo este valor: Es una manifestación de auténtica cristiandad. Un principio de la cristiandad nueva que piden los Papas.
»Fuimos al Pilar con esta fe. Con la de ser base de la cristiandad ejemplo por la que clamaba Pío XI. Y con alegría comprobamos que sí; que, efectivamente, había en nosotros, los Jóvenes de Acción Católica Española, mucha cristiandad; mucha unión en Cristo. Esta Peregrinación ha puesto fin al largo paréntesis de un catolicismo agriado por las teorías liberales, a un catolicismo de católicos separados unos de otros, olvidados del dogma de la Comunión de los Santos.
»Desde que España acelera en los primeros años de la República su declive como potencia cristiana, la juventud comprende que hay que hacer un esfuerzo para resucitar la cristiandad, la corporación de los cristianos unidos en Cristo cabeza; resucitaría con el ímpetu antiguo y nuevo, eterno, de Pablo de Tarso.
»Y por eso rompemos guerra contra el cristianismo decadente de las últimas centurias, que, prácticamente, había aceptado que la Religión era un hecho estrictamente individual, reservado al interior de cada conciencia. Rompamos declarando que la Religión es también un hecho profundamente social, y que si de veras es católico el individuo, de veras lo tiene que ser la sociedad, y que si la sociedad es católica íntegramente, íntegramente lo tienen que ser los individuos.
»La Juventud de Acción Católica empieza así su verdadera “acción” a los pocos años de constituida oficialmente. Santiago es la ilusión de los jóvenes. Se quiere llegar ante la tumba del Apóstol en peregrinación, cuyos peregrinos hayan visitado en su viaje a Compostela todos los lugares de España; se quiere llegar a Santiago como remate de una gran conmoción religiosa, que despierte la entera fe española y la haga sacudirse del polvo de años de escepticismo. Y si se quiere llegar a Santiago juntamente con los jóvenes de las naciones hijas de España, porque la juventud española no puede conformarse con salvar a su Patria; quiere ganar el mundo entero, y para eso, Dios le presenta la fe y la fuerza de todas las demás juventudes hispánicas, para unirse a ellas en gigantesca Cruzada espiritual. Hagamos una nueva cristiandad de todas las juventudes hispánicas. Este es nuestro deseo. Y en él, surge la Cruzada.
»Siete mil de los nuestros caen, triunfan, mejor dicho, confesando a Cristo; declarando que la juventud española tiene, efectivamente, voluntad para sobrellevar la cruz de la cristiandad nueva.
»Y al terminar la Cruzada, cuando ciertamente hemos comprendido en la medida de la sangre derramada por nuestros hermanos, la inmensa magnitud de nuestra tarea, vamos al Pilar, porque María es el camino natural y recto para ir a Cristo. Y vamos al Pilar, en primera prueba de lo que es la Juventud de Acción Católica Española corporativamente. Peregrinación hecha con sentido de milicia. Con comidas en frío. Durmiendo en el suelo. Con una hermandad tan plena, tan íntima, como sólo la puede dar el estar verdaderamente enraizados en la vid de Cristo.
»Son tres días junto al Pilar de Nuestra Señora, en los que juramos defender hasta la muerte, si preciso fuera, las creencias en la Asunción y en la Mediación Universal de María; en los que convivimos en Cristo unidos también realmente, en los que nos embriagamos de Patria y en los que gravita sobre nosotros el peso dulce e inmenso de la sangre de nuestros mártires, que ofrendamos en el atardecer del último día de peregrinación, a la Iglesia Católica.
»Son tres días pidiendo fuerzas a la Virgen para llegar a Santiago. Porque a Santiago tenemos que ir siete por cada uno de los que fuimos al Pilar. Porque no llegaremos a Santiago sino cuando verdaderamente tengamos conquistada toda la juventud española para Cristo. Cuando la cristiandad nueva que se inicia en Zaragoza, sea una cristiandad formada por toda la juventud española, unida a las de los demás pueblos hispánicos.
»El Pilar ha sido una etapa. Con este álbum os recordamos la gloria de aquellos días, para que por ella midáis bien la responsabilidad contraída. Nuestra Peregrinación sigue. Y cada uno peregrina hoy viviendo en gracia, dándose en caridad a los hermanos y ofreciéndose en holocausto a Dios. Así se va a Santiago, en plena acción conquistadora de almas jóvenes ...» [89].
La peregrinación al Pilar ha terminado. Se ha mostrado a España el fomento de la cristiandad ejemplo que piden los Papas. Continúa, pues, la juventud en peregrinación hasta hacer florecer esa cristiandad, de la que es promesa concreta» [90].
22. No se apaga el recuerdo de las horas peregrinas de Zaragoza
« ... Entre los jóvenes que acudieron allá, surge el deseo unánime de hacer presente su gratitud a los hermanos de Zaragoza, que, para que nada faltase a los peregrinos, se ocuparon sólo en servirles. Así es que la parte más dura de la Peregrinación tocó a los jóvenes de Zaragoza, que primero hubieron de trabajar muchos días en los preparativos de los actos y acomodo y avituallamiento de los peregrinos; y que luego, cuando éstos llegaron, tuvieron que renunciar a asistir en gran número a los magnos actos para cuidar del buen concierto de la Peregrinación ...
»Meses más tarde, en Madrid, con ocasión de las Jornadas Nacionales de Dirigentes Diocesanos, Marín, Presidente del Consejo Diocesano de Zaragoza, recibe de manos de Leániz, Presidente del Consejo Diocesano montañés, un pergamino de admiración y cariño que los jóvenes de toda España dedican a sus hermanos de Zaragoza» [91].
23. Y ahora, ¡A Santiago!
«Por cada uno de los que fuimos al Pilar –¡y fuimos muchísimos!–, irán siete a Santiago. Desde el regreso del Pilar nuestro compromiso y nuestra ilusión es ésa: que cada peregrino del Pilar lleve otros siete a Santiago. Porque la Juventud de Acción Católica aspira a la conquista de toda la juventud patria para Cristo. Si no, no será Juventud de Acción Católica. Los Jóvenes de Acción Católica ya somos uno en Cristo; lo demostramos en el Pilar. Ahora hay que hacer a todos los jóvenes españoles uno en Cristo. Esto es lo que tenemos que demostrar en Santiago. El Pilar fue una etapa» [92].
24. Nueva consigna: Cubierta la primera etapa de nuestra peregrinación, resta ahora cubrir la segunda
Del mensaje del Presidente Nacional, Manuel Aparici, a los que han estado en el Pilar, destacamos:
«Peregrinos de todas las Parroquias de España. La Iglesia triunfante: Cristo, Señor Nuestro, la Virgen Santísima, los bienaventurados y los ángeles están contentos de nosotros. No pusisteis resistencia al Espíritu, que nos empujó a todos para acudir al Pilar bendito en honra de la Madre de Dios. La caridad, el gozo y la paz fueron la luz que aureoló a nuestros millares de peregrinos. Dóciles a los impulsos del Espíritu, Él hizo patentes en nosotros sus dones.
»Zaragoza fue una jornada de gloria de Dios ... Comparecimos como Cristiandad, porque Cristo lo era todo en todos nosotros ... Vivid esta verdad y hacedla vivir ... No olvidéis tampoco que los tres días de Zaragoza fueron el fruto de largos meses de peregrinar espiritual ...
»Con la ayuda de Dios hemos cubierto la primera etapa de nuestra peregrinación. Ante la Iglesia y la Patria, bajo el amparo de María, comparecimos como la Cristiandad juvenil de la Iglesia en España. Ahora resta cubrir la segunda, en la que presentaremos ante las Hijas de España a toda la juventud de nuestra Patria hecha Cristiandad juvenil.
»Volvemos a nuestro trabajo oscuro y silencioso de levadura y fermento de Reino de Dios en los jóvenes. Hemos jurado mantenernos en la fe de la Asunción y Mediación de María para hacer fecunda la sangre de nuestros mártires y ganar el amor de Cristo a todos los jóvenes.
»Apostolado, apostolado y apostolado es la consigna urgente y apremiante ... Allí donde haya jóvenes, allí tenéis que estar vosotros como auténticos peregrinos, “como hijos que, hechos uno con Cristo, caminan hacia la Casa del Padre abriendo camino a los hermanos”.
»Como Santiago, que fortalecido con la visita de María, gana siete varones apostólicos, así hemos de hacer nosotros mientras peregrinamos a Compostela. Mas para ganar las almas es preciso pagar por ellas. La oración y la penitencia deben preceder a la predicación, hemos de coger al Señor por su palabra, y Él ha dicho que la penitencia y la oración lo alcanzan todo.
»Cada uno de los que besamos el Pilar hemos de ganar a siete que peregrinen con nosotros a Compostela. No preguntéis ¿cómo? Preguntádselo al Señor en su Eucaristía, en su Evangelio y en su sacerdocio y fiaros en la ayuda de María.
»Lo que no puede suceder, lo que no puede continuar ocurriendo es que nuestros Centros no crezcan, que permanezcan en número siempre igual. Los Centros son fraguas de apóstoles, en ellos debemos inflamarnos en el amor de Cristo y de las almas; pero a las almas hay que ir a buscar fuera, donde están: en el taller, en la Universidad, en la vida castrense. No más jóvenes cruzados de brazos en los Centros mientras las almas las necesiten.
»Así, con el alma enfebrecida en amores de Cristo y de almas, uniéndonos más y más cada mañana en el abrazo de Cristo–Eucaristía ha de ser esta segunda etapa de nuestro peregrinar, que hemos iniciado en el Pilar para terminarla en Compostela..
»Por la gloria de Santa María, Dios ayuda y ... Santiago» [93].
25. Ahora el Joven de Acción Católica se enfrenta con el misterio de esos siete compañeros a los que ha de conducir a Compostela
SIGNO, se desconoce la fecha, escribe:
«La Iglesia nos pide hoy que ampliemos los cuadros del apostolado juvenil. No basta con mantener siempre el mismo número. La Acción Católica no es coto cerrado ni cobijo contra los sinsabores del mundo. La Acción Católica está precisamente para luchar en el mundo.
Pero importa mucho el que la labor de proselitismo que ahora se propone a los jóvenes no sufra deformación alguna. No se trata de realizar colosales campañas de propaganda con arreglo a la más exigente técnica. No se trata de conquistar la masa por la masa. Cada vez que entendamos la Acción Católica con este criterio partidista estamos traicionando a su propia esencia. Necesitamos cabezas firmes al vértigo del número. Pero no despreocupadas de él.
Por eso concretamos la labor apostólica de cada joven a la conquista para Cristo de las almas de otros siete muchachos. Para caminar a Santiago es imprescindible este acompañamiento. Porque el que llegue solo a Santiago puede conceptuarse igual que el esclavo que ocultó el denario en vez de negociarlo. En el Pilar se nos ha dado una rica moneda, que no es para guardarla avaramente. Volvemos ciertos de la mediación de María, puesto que la hemos jurado. Pero no hemos jurado esta creencia para buscar ayuda en nuestros negocios personales. La empresa habría sido bien mezquina. Cuando invocamos de modo tan solemne la mediación de la Virgen, la invocamos precisamente para aquello que en primer lugar necesitamos: para conseguir la vida de gracia. Y el que consigue la vida de gracia, ya sabe que este agua no es sólo para su huerto, sino que ha de servir para los demás. Creemos que se puede conocer la propia vida de gracia, no sólo en el ansia de perfección personal, sino también en el anhelo de que las demás almas participen de esta alegría.
No podía ser de otro modo. Por eso nos hemos comprometido también a llevar a Santiago a otros siete muchachos.
Estamos, pues, enfrentados con el misterio de estos siete muchachos. ¿Dónde están? ¿Quiénes son?
Otra vez peregrinamos. Ahora peregrinamos en busca de estas almas juveniles.
Como primera consecuencia, no podemos ver, no ya con enemiga o con desprecio, sino ni siquiera con indiferencia a ningún joven.
Este es el primer ejercicio a que tiene que entregarse el peregrino de Santiago.
La cáscara de la nuez es áspera, amarga. Pero si llegamos a tiempo, estamos ciertos del fruto que encierra.
En realidad, cuando nos desentendemos de algún joven, lo queramos o no lo queramos, lo que en el fondo hacemos es dudar del poder de la gracia. Estamos en un contrasentido funesto.
Sentimos, si de verdad sentimos como peregrinos de Santiago, el temor de llegar cuando el fruto de la nuez esté seco, estéril ...
Y por eso, no para mañana, sino para hoy, estamos comprometidos a comenzar esta peregrinación que nos lleva a las almas de los jóvenes.
No hay otra aventura como ésta singularísima de adentrarse entre pasiones y flaquezas para rescatar un alma. Ningún peregrino del Pilar y de Santiago será insensible a la incitación de este misterio».
26. Cuatro meses después de la peregrinación
Cuatro meses después, el día 31 de enero de 1941, en las Jornadas Nacionales de Presidentes Diocesanos celebradas en Madrid, Manuel Aparici, todavía Presidente Nacional, terminaba su ponencia sobre «Ideal de la Juventud» con estas palabras:
« ... Esto es nuestro peregrinar: Abrir camino a la luz de la verdad y a la acción santificadora de la gracia en los medios alejados de la Iglesia de Dios para hacer de nosotros, de nuestros Centros, de nuestra Patria y de todos los pueblos hispánicos, Vanguardia de Cristiandad ejemplo y guía para el mundo profundamente enfermo.
»¿Presidentes y Secretarios de los Consejos Diocesanos de España, en nombre de vuestros jóvenes, os abrazáis con vuestro Consejo Superior a la consecución de este Ideal?» [94].
27. Cuarto Aniversario del juramento mariano. No se es verdadero joven de Acción Católica sin prestar el juramento mariano. Condición para recibir la insignia
«Cuatro años se han cumplido del juramento mariano y de la peregrinación al Pilar –escribe Manuel Aparici en SIGNO [95]–. Ante el altar mayor de la basílica cesaraugustana, a la pregunta del Excmo. Sr. D. Gaetano Cicognani, Nuncio de S.S., “¿Juráis por estos Santos Evangelios defender hasta la muerte el dogma de la Concepción Inmaculada de María, juntamente con el Misterio de su Asunción a los cielos en cuerpo y alma y el singular privilegio de su Mediación Universal en la dispensación de todas las gracias?”, contestaron veinte mil voces: “Así lo juro”.
»Después los Consejos Diocesanos y los Centros de Juventud fueron repitiendo el juramento, cual eco del aquel rotundo “podemos” que pronunciaran sus veinte mil hermanos en Zaragoza, juramento al que se incorporaron multitud de corporaciones de la vida pública española, además de las otras Ramas de la Acción Católica Española.
»Mas a los cuatro años parece que ya debe ser momento para hacer un examen de los frutos de vida y de virtud alcanzados por la mediación de María. Pues cuando se milita en la Acción Católica hay que pensar que todas sus actuaciones están bendecidas por Dios, puesto que es la Jerarquía de la Iglesia quien las quiere.
»Ciertamente que los frutos fueron grandes, aun en los que se pueden percibir porque tienen una manifestación externa: La multiplicación maravillosa de ejercitantes y cursillistas; los millares de vocaciones sacerdotales, indicio son de que María alcanzó gracia del cielo para sus Jóvenes de Acción Católica de España. Mas, así y todo, cabe preguntarse: ¿Se han lucrado todas las gracias que por la práctica del juramento podrán esperarse de la mediación universal de María? Y todavía más: ¿Han hecho su juramento todos los Jóvenes de Acción Católica? ¿Saben lo que significa y lo viven?
El acuerdo del juramento mariano se tomó en ...
»Cuando las instituciones avanzan en edad conviene, de cuando en cuando, hacer algo de historia para que sus miembros más jóvenes participen del espíritu que las dio vida y se incorporen plenamente a ellas.
»Y tratándose de una obra de jóvenes y sobrenatural como la Juventud de Acción Católica, la historia es mucho más necesaria, pues de una parte, el cambio de los miembros que la componen es más rápido, y de otra gran parte de sus acuerdos y conclusiones no afectan solamente a los que en aquel momento la integran, sin también a los que en el transcurso del tiempo la gracia de Dios ha de atraer a ella.
»El acuerdo de la Peregrinación al Pilar y del juramento mariano se tomó en la última de las sesiones de estudio que celebró la VII Asamblea Nacional ... que se celebró en Toledo los días 15, 16 y 17 de diciembre de 1939 bajo la égida del Eminentísimo Cardenal Gomá. Al terminar de una mañana de domingo, la Asamblea, por aclamación, aprobaba la propuesta de una peregrinación al Pilar, que pocos momentos más tarde bendecía en la sesión solemne de clausura el Primado de España. Y la propuesta incluía no sólo la peregrinación y el juramento como un acto de la misma, sino el juramento como condición precisa para poder recibir la insignia de joven de Acción Católica. Puesto que se acordó que a partir del momento en que toda la Juventud hiciera el juramento en Zaragoza ante el Santo Pilar, todos cuantos quisieran pertenecer a la Obra abrían de hacer el mismo juramento antes de recibir la insignia; y que corporativamente todos los Centros, en el día escogido por ellos, renovarían anualmente el juramento del Pilar.
Razones del acuerdo
»Si cada individuo tiene su vocación, también la tiene cada Obra. El Señor había llamado a la Juventud de Acción Católica Española a una vocación de peregrino. Estaban cerrados los caminos que conducían a Dios en España y en el mundo. Y un día, el 1º de febrero del año 1936, los representantes de la Juventud, arrodillados ante el Pontífice de la Acción Católica, le pidieron su bendición para peregrinar, puesto que peregrinar con fe es abrir camino en las almas al Reino de Dios. Y la bendición fue amplia y generosa, y la peregrinación comenzó.
»La meta era Compostela, porque allí donde reposan las cenizas del Padre en la fe, debían de acudir los hijos cuando pudieran mostrarse dignos de su ascendencia; allí donde se inició la forja de la Cristiandad española debían de acudir la juventud española trocada en Cristiandad para prometerle al Pontífice un vivir semejante al Hijo del Trueno: Lleno de santas impaciencias apostólicas y misioneras que invitara a todos los hijos de la progenie hispánica a la empresa ecuménica de retornar el mundo a Dios.
»Las trincheras, los hospitales y las checas vieron las primeras jornadas de la peregrinación, las de penitencia, sacrificio y renuncia: Los mártires y los héroes fueron los primeros peregrinos, los que llegaron, con el salto gigante de dar la vida por Cristo, junto al Capitán Santiago. Pero la peregrinación seguía. El Pilar no era un cambio de rumbo; era precisar la ruta, llegar a una plenitud de gracia análoga a la de Santiago, era imposible sin implorar como él, a orillas del Ebro, la mediación de María; por eso la juventud acordó ir al Pilar y prestar el juramento.
»Mas si un joven se afiliase a la Obra sin abrazar su vocación peregrinante, no se incorporaría verdaderamente a ella; su nombre figuraría en su fichero, luciría la insignia en la solapa, tendría un carné en el bolsillo, tal vez hasta la hoja de cotización y la tarjeta; pero no sería un joven de Acción Católica de España, porque no viviría en él el espíritu de la vocación que la anima con su gracia y su responsabilidad.
»Por eso precisamente se acordó aquel 17 de diciembre del año 1939 que una vez prestado el juramento por toda la Obra en Zaragoza, todo joven que quisiera militar en ella habría de prestar el mismo juramento antes de recibir la insignia. No hacerlo así es hurtar al muchacho generoso, a quien el Señor atrae a la Obra, las gracias que van unidas a la observancia de la fe jurada y de la vocación de peregrino».
28. La juramos Inmaculada
Con este título escribe Manuel Aparici en SIGNO de fecha 23 de septiembre de 1944 (Cf.):
« ... Para exaltación de la fe católica y aumento de la religión cristiana definió el Vicario del Cristo el dogma de la Inmaculada, y para esa misma exaltación y aumento de su fe católica y de su vida cristiana juraron los Jóvenes de Acción Católica en Zaragoza defenderla hasta la muerte.
»Exaltación y aumento de vida, porque muchas verdades se contienen en ese dogma que han de hacer más brillante la fe y más robusta la “vida” de los Jóvenes de Acción Católica para alentarles en su peregrinar tras de esa plenitud de gracia que ha de hacerles vanguardia de la cristiandad, ejemplo del mundo ...
»El dogma de la Inmaculada, cuya creencia era general en la Iglesia desde los tiempos más antiguos, se proclama en 1854, no antes ni después, y si la Iglesia es regida por el Espíritu de Cristo hay que empezar por preguntar: ¿Por qué ahora, Señor, y no antes ni después?
»Muchos fines pudo tener el Divino Espíritu, pero entre ellos pueden colegir uno los Jóvenes de Acción Católica que se relaciona con su ideal de entregarse a la acción de la gracia para que ella les trueque en Vanguardia de Cristiandad. ¿Acaso no es por aquellos años cuando se inicia y extiende la terrible peste del materialismo y el naturalismo que ahora tienen puesto tan apretado y duro cerco a las almas? Y ¿no es María la primera Vanguardia de Cristiandad? Ella es la primera que rompe el cerco que el demonio tenía puesto a la naturaleza humana desde el pecado de Adán ... Ella, la vanguardia de Cristo. Por eso la canta la Iglesia: “¿Quién es ésta que avanza como aurora al levantarse, hermosa como la luna, escogida como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla?” Vanguardia de Cristo, porque ha sido escogida para Madre de Dios; vanguardia de Cristo, porque Ella es el fruto primero resplandeciente y espléndido de los méritos de Cristo, Salvador del linaje humano.
»María rompió la primera el cerco del materialismo urdido por el demonio, y ¿qué fuerza hubo en María que la hizo inmune al pecado de origen y a todo pecado? La gracia de Dios otorgada en previsión de los méritos de Jesucristo.
»¡Cómo exalta el poder y el valor de la gracia el dogma de la Inmaculada! la gracia la hace inmune; la gracia vale la Vida y Pasión del Hijo de Dios, con la que la merece para su Madre y para todos los hombres que quieran entregarse a su rescate de amor.
»La gracia, arma invencible. Sueñan los Jóvenes de Acción Católica con las santas batallas de las almas que el Señor les prepara a lo largo de su camino de peregrinos; sueñan y a veces temen no poder romper el cerco de materialismo que los mantienen cautivos del pecado. ¡Que recuerden la fe jurada! Al contemplar inmaculada a su Madre, desecharán todo temor; el arma que les hará invencibles María se la muestra: La gracia de Dios ... ».
Fuimos a María para solicitar que nos alcanzara la gracia de ser apóstoles. Ahora vamos a Compostela para que Santiago nos enseñe a serlo. Después siguieron los pasos hacia Santiago. Fueron años de una intensa actividad espiritual, formativa y apostólica.
[50] De fecha 28 de octubre de 1950.
[51] Cf. De fecha 21 de mayo de 1939.
[52] Guía de la Iglesia y de la Acción Católica, 1943.
[53] Informe a la Junta Técnica Nacional de Acción Católica sobre la Peregrinación de los Jóvenes de Acción Católica al Pilar de Zaragoza.
[54] SIGNO de fecha 24 de diciembre de 1939.
[55] SIGNO de fecha 24 de febrero de 1940.
[56] Los Peritos Teólogos en su Informe recogen estas palabras de Manuel Aparici bajo el epígrafe de «Parábola de Manuel Aparici».
[57] De la conferencia pronunciada por Manuel Aparici, Presidente Nacional, en el Teatro Español de Madrid, el día 30 de junio de 1940, en el acto de clausura de la XIV Asamblea de la Juventud de Acción Católica de la Diócesis de Madrid–Alcalá.
[58] Todo cuanto se dice en este punto está tomado de textos manuscritos de Manuel Aparici, sin fecha. Por otro lado, todas estas ideas se recogen en el «Compromiso del Peregrino» que ha de ser como el guión de la propaganda interna (reuniones mensuales en los Centros con una especie de Junta de Balance y propósitos) que vivifique y dé cohesión a la Juventud de Acción Católica Española.
[59] Atrás ha quedado la etapa heroica y martirial. Era la etapa de la caridad ardiente. Años de heroísmo y martirio en la que miles de peregrinos de una y otra zona caminaban en espíritu a Compostela.
[60] «[...] El tren expreso en que venía él con los demás directivos de la Organización sufrió un descarrilamiento sin víctimas en Embid de la Ribera y me desplacé en la madrugada en un coche, con no recuerdo quien más, para prestarles la ayuda que podían precisar. Trajimos a Zaragoza a algunos de los directivos, posiblemente Mariano Navarro, pero no fue Aparici», dice Miguel Monserrat Gámiz, de Zaragoza en su carta de fecha 2 de enero de 1996.
[61] SIGNO de fecha desconocida y Guía de la Iglesia y de la Acción Católica, 1943.
[62] Podemos decir que sólo España, merced principalmente a un altísimo servicio de sus jóvenes de Acción Católica, se ha hecho eco de estas dos Encíclicas de Pío XI [la Mit brennender sorge y la Divini Redemtoris], que no por azar se publicaron casi simultáneamente. Los demás han desconocido siempre una de ellas …Nosotros, no. Nosotros, los Jóvenes de Acción Católica, constantes y enteros heraldos del Vicario de Cristo, al punto propagamos las dos. Donde hoy estamos, estábamos ya entonces.
[63] Cf. «Historia del Desarrollo del Pensamiento del Consejo Superior de la Juventud de Acción Católica. sobre la Peregrinación y Congreso a Santiago y el Ideal Peregrinante de hacer de España y lo Hispánico Vanguardia de Cristiandad» (Aunque no tiene fecha ni firma, se puede afirmar, por su estilo, que es de Manuel Aparici).
[64] Cf. Manuel Vigil y Vázquez. SIGNO de fecha 3 de marzo de 1950.
[65] Informe a la Junta Técnica Nacional de Acción Católica sobre la peregrinación de los Jóvenes de Acción Católica al Pilar de Zaragoza.
[66] «Hacia una Cristiandad Ejemplo» (Una vez realizada la Peregrinación a Zaragoza se recogieron en un álbum los momentos más importantes de la misma bajo este título).
[67] Enero del Año del Pilar 1940.
[68] «Cumpliendo consignas del Consejo Superior, la Unión Diocesana de Santiago dio comienzo a la campaña de propaganda de la peregrinación al Pilar con un acto en la cabecera del Arzobispado y otro en la Coruña. En ambos actos estuvo Manuel Aparici.»El Presidente Diocesano, Díaz de Rábago, que presentó a los oradores, se hizo eco del pregón del Consejo, dirigiendo un llamamiento a las juventudes de la Diócesis para que fueran en masa al Pilar.»Manuel Aparici ... trató del espíritu que debe animar a los peregrinos, jóvenes de Acción Católica, y de cómo más importante aún que la peregrinación exterior es la interior de todas las almas jóvenes que se acerquen a las fuentes de regeneración y vida ... »En la Catedral oraron reunidos ante las jacobeas reliquias, pidiendo por el éxito de la peregrinación y por toda la Juventud de Acción Católica, así como por la paz del mundo.»Después de una jornada tan laboriosa, Aparici salió de nuevo para La Coruña, en cuya emisora, y a las once de la noche, pronunció una alocución que pudo ser oída en toda España» (Cf. SIGNO número 2 de 1940).
[69] En la inauguración de la campaña de propaganda de la Peregrinación al Pilar por parte de la Unión Diocesana de Toledo hablaron, entre otros, el Viceconsiliario General de la Juventud de Acción Católica de España, D. Hernán Cortés, y el Presidente Nacional, Manuel Aparici. Asistieron más de 4.000 personas entre los que se encontraban jóvenes procedentes de los Centros de Toledo [era Alcalde de Toledo el padre de Sor Carmen, el Dr. D. José Rivera Lema], Guadalajara, Mora, Sonseca, Talavera, Guadamur y Torrijos. El acto se celebró en el Alcázar. La Misa fue oficiada por el Consiliario Diocesano D. José María Mansilla.El primero hizo un elogio de Manuel Aparici, que tanto sacrificó y sacrifica en bien de la Juventud de Acción Católica. Habló también de la formación que se recibe en la Juventud.« ... Hemos de abrirnos camino –dijo Manuel Aparici– con la caridad y amando como ellos [los mártires] amaron, hemos de vivir como dignos hijos de María. Conminó a la Juventud a que antes de cruzar los caminos de Castilla y Aragón hacia la Virgen del Pilar, peregrinaran hacia dentro. Esto es: que por medio del examen y la observación de sus propias almas buscaran la perfección propia, en sentido moral y religioso. Declaró que los Jóvenes de Acción Católica nunca habían intentado hacer política, ni inmiscuirse como tales en asuntos impropios de sus funciones. Los Jóvenes de Acción Católica están curados de aberraciones democráticas ... ».Terminó su discurso invitando a los jóvenes a peregrinar hasta Zaragoza para postrarse a los pies de la Virgen del Pilar.Sus palabras persuasivas y exactas y sus concepciones altamente bellas y elevadas, mantuvieron al público emocionado, pendiente de sus palabras. (SIGNO de fecha 22 de junio de 1940).
[70] Por el texto de la carta se deduce que esta misma carta la envió a otras personas que tuvieron parte y no pequeña en lo que en esa fecha era nuestra Juventud.
[71] Cf. SIGNO de fecha 17 de noviembre de 1948.
[72] Álbum «Hacia la Cristiandad Ejemplo».
[73] Álbum «Hacia la Cristiandad Ejemplo».
[74] «El Consejo Superior les había prometido sufragar los gastos de diez miembros de la Dirección Nacional, a más de otros jóvenes, que se unirán a los nuestros de la Diócesis de Badajoz. (Informe a la Junta Técnica Nacional de Acción Católica sobre la peregrinación de los Jóvenes de Acción Católica al Pilar de Zaragoza).
[75] Álbum «Hacia la Cristiandad Ejemplo».
[76] Álbum «Hacia la Cristiandad Ejemplo».
[77] Álbum «Hacia la Cristiandad Ejemplo».
[78] Álbum «Hacia la Cristiandad Ejemplo».
[79] Álbum «Hacia la Cristiandad Ejemplo».
[80] Idem.
[81] Guía de la Iglesia y de la Acción Católica, 1943.
[82] Se desconoce la fecha.
[83] Cf. Se desconoce la fecha.
[84] Álbum «Hacía la Cristiandad Ejemplo».
[85] Idem.
[86] De fecha 28 de octubre de 1950.
[87] Cf. Álbum «Hacia una Cristiandad Ejemplo».
[88] Cf. SIGNO de fecha 14 de septiembre de 1940.
[89] Álbum «Hacia una Cristiandad Ejemplo».
[90] Álbum «Hacia una Cristiandad Ejemplo».
[91] Cf. Álbum «Hacia una Cristiandad Ejemplo».
[92] Álbum «Hacia una Cristiandad Ejemplo».
[93] Cf. SIGNO núm. 34 de 1940.
[94] Cf. En aquellos puntos en los que no se cite explícitamente la fuente, los datos están tomados de la «Historia del Desarrollo del Pensamiento del Consejo Superior de la Juventud de Acción Católica Española, sobre la Peregrinación y Congreso a Santiago y el Ideal de hacer de España y lo hispánico Vanguardia de Cristiandad».
[95] Se desconoce la fecha.