En febrero de 1943, S.S. el Papa Pío XII le decía al Embajador de España (Cf.):
«España, en este momento culminante de la Historia del mundo, tiene, sin duda, una misión altísima que cumplir; pero solamente será digna de ella si logra totalmente de nuevo encontrarse a sí misma en su espíritu tradicional y cristiano y en aquella “humildad” que sólo sobre tal espíritu puede edificarse ...
»Nos, señor embajador, alimentamos un solo deseo: verla una y gloriosa, alzando con sus manos poderosas una cruz rodeada por todo ese mundo que, gracias principalmente a ella, piensa y reza en castellano y proponerla después como ejemplo del poder restaurador, vivificador y educador de una “fe” en la que, después de todo, hemos de venir siempre a encontrar la solución de todos los problemas» [96].
Y en agosto de 1943 (del 1 al 4) Año Santo Jacobeo llega a Santiago la Peregrinación de dirigentes de la Juventud de Acción Católica (4.000), anticipo y vanguardia de la gran marcha; son los «Adelantados de Peregrinos», los que abren camino a los demás. Acuden a ganar la gracia para la juventud que sigue peregrinando en espíritu [97].
En la ofrenda al Apóstol en la Peregrinación de este año se dice: «¡Señor Santiago, Apóstol de España, Adelantado, Jefe y Guía de Peregrinos! Víspera de la Purificación de Nuestra Señora del año 1936. Con la bendición del Papa, comenzó nuestro peregrinar».
Tres años después, en 1946, Manuel Aparici recuerda que «en realidad, no se sacaron de ella las consecuencias que se debieron sacar. Era un compromiso de los dirigentes para pedir fuerzas al Apóstol, y en realidad –todo hay que decirlo– no tienen muy en cuenta lo que prometieron».[98].
Cinco años después, en 1948. llegaban los demás. Era Año Santo en Compostela.
[96] Cf. ECCLESIA, núm. 80 de 1943.
El Papa recogía así de modo explícito la idea de «hacer de nuestra Patria instrumento de salvación del mundo, porque «si España se decide–se dice en 1941, Cursillos de Formación de Jefes de Peregrinos– sus veinte hijas se agruparán en torno al estandarte de la cruz que ella levante».
[97] «Siendo seminarista, Manuel Aparici, en Santiago de Compostela, en la peregrinación de dirigentes de 1943, se asomó al balcón del Palacio Episcopal entusiasmado por la presencia de tantos jóvenes, y nos volvió a lanzar una arenga en pro de nuestra santidad, refiriéndose a la petición del anterior Pontífice, Pío XI, de una “Cristiandad ejemplo y guía” para el mundo» (Víctor García Hoz).
[98] BOLETÍN DE DIRIGENTES, julio-septiembre de 1946.