LA EXHUMACIÓN
El viernes 9 de octubre de 1998, a las 8,15 horas, tuvo lugar la exhumación de los restos mortales del Siervo de Dios, depositados hasta entonces en la sepultura de la familia en el cementerio madrileño de la Almudena. El acto, de carácter íntimo, fue presidido por Mons. César Franco, Obispo Auxiliar de Madrid, y estuvieron presentes los miembros de la Comisión Delegada para la Causa, los Peritos médicos designados al efecto, el Dr. Puig Maestro Amado, médico y sobrino segundo del Siervo de Dios, el Postulador de la Causa y el Consiliario de Peregrinos de la Iglesia como representante de la parte actora.
Los restos fueron trasladados a la sede de la Asociación, para ser examinados por los Peritos médicos que tenían que emitir su preceptivo informe, y luego depositados en un arca de cuero repujado preparada a tal fin, que fue cerrada, lacrada y sellada por Mons. César Franco.
MISA DE REQUIEM
Cinco días después, el miércoles 14 de octubre, a las 18,00 horas, víspera de la fiesta de Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, tuvieron lugar, en la sede de Peregrinos de la Iglesia, los actos con los que se clausuraba la fase diocesana del Proceso.
Comenzaron, a las 18,15 horas, con una Misa de Requiem en el altar de la capilla dedicada a Santa María Antorcha de los Peregrinos, en el jardín de la sede. Presidió la concelebración el Obispo Auxiliar de Madrid D. César Franco, acompañado por los sacerdotes D. Ricardo Quintana, Delegado Diocesano para la Causa de los Santos; P. José Manuel de Lapuerta, Consiliario de Peregrinos de la Iglesia; D. José Francisco Guijarro, Postulador de la Causa; P. Pedro Ruano, Perito Teólogo en la misma, y D. José Mesonero y D. Felipe García, miembros de la Asociación.
Delante del altar se había colocado el arca con los restos mortales del Siervo de Dios. En lugares preferentes se hallaban situados sus familiares: sus sobrinos Rafael con su esposa e hijas, y Matilde, con su esposo, así como su también sobrino Ezequiel Puig Maestro Amado, quien leyó la primera lectura. Asistieron a la Misa más de un centenar de personas.
El Sr. Obispo, en una bella homilía, glosó los textos litúrgicos de la Misa e instó a todos a que, respondiendo a la llamada que Dios nos hace a la santidad, caminemos con fidelidad y constancia, como el Siervo de Dios, hacia la Casa del Padre, haciendo de nuestra vida una Peregrinación.
REINHUMACIÓN
Al acabar la Misa se vivieron momentos de intensa emoción. Mientras los asistentes cantaban el himno «Juventudes Católicas de España», los restos de Manuel Aparici eran trasladados al Oratorio de la Asociación. El arca, que portaban los sobrinos del Siervo de Dios, Rafael y Ezequiel, fue depositada en el nicho preparado al efecto. Tras unos breves momentos de silencio, se cerró el nicho con una lápida de mármol blanco, enmarcado en mármol verde oscuro, en la que se halla grabada la siguiente inscripción, en letras doradas: «MANUEL APARICI NAVARRO. CAPITÁN DE PEREGRINOS. 1902-1964, y debajo el emblema de la Juventud de Acción Católica, en sus colores propios, verde y oro.
CLAUSURA DEL PROCESO DIOCESANO
Se pasó a continuación al salón de actos, para celebrar la sesión de clausura del proceso diocesano.
Lacrados y sellados todos los volúmenes que comprenden la documentación del proceso (el original, que corresponde al Arzobispado, y los dos transuntos o copias autenticadas, que se envían a Roma) en total cincuenta y ocho volúmenes y más de 10.000 folios, el Postulador, D. José Francisco Guijarro, pronunció unas palabras alusivas al acto. Seguidamente el Notario–actuario, D. Tomás Mora, leyó el instrumento final del proceso, en el que se encargaba a D. José Manuel de Lapuerta hiciera entrega de la documentación correspondiente en la Congregación para las Causas de los Santos, en el Vaticano. El P. Lapuerta jura cumplir fielmente este cometido. Con unas palabras finales del Sr. Obispo, D. César Franco, se dio por concluido el acto.